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Reflexión

ZEC: La menor presión fiscal de Europa está en Canarias

Decía el político norteamericano Benjamin Franklin que "Invertir en conocimientos produce siempre los mejores beneficios". Una sencilla frase cargada de una abundante reflexión y que podemos aplicar a la cuestión medular objeto de este artículo.

La Zona Especial Canaria (ZEC) se nos presenta a los canarios como un mecanismo único en términos de oportunismo histórico y de incentivo económico de nuestra economía, pesando sobre los canarios el deber y casi la obligación de conocer los detalles de la ZEC para sacarle el máximo partido.

Si bien términos como el Régimen Económico y Fiscal (REF) de Canarias, Reserva para Inversiones en Canarias (RIC), bonificaciones áreas, etc. son más o menos conocidos por todos, la realidad es que poca información llega a la opinión pública sobre su verdadera aplicación práctica y, sobre todo, sobre los beneficios que generan en la micro y en la macroeconomía de nuestra tierra.

No puede eludirse la opinión de muchos analistas que consideran que a este desconocimiento ha contribuido el clima de crispación política que se vive desde hace años, quizá demasiados, en Canarias. Si bien hasta hace unos años la pugna parlamentaria se reducía al manido "pleito insular", en los últimos tiempos se ha ampliado a continuos enfrentamientos en el binomio: "gobierno autonómico y gobierno central". Sirva como muestra el penúltimo foco de conflicto con el tema de los "aspectos económicos" del REF, que particularmente este articulista no logra entender por lo que a derroche de energías y de pérdida de oportunidad implica. Fundamentalmente, porque no me gusta que este tipo de debates de tanta relevancia para la población canaria se saque a la luz pública a pocos meses de unas elecciones, máxime cuando el "REF económico" no ha sufrido ninguna modificación desde su entrada en vigor allá por 1994, y mira que ha llovido desde entonces. Permítanles que les recuerde que el "REF económico" se compone de medidas que impactan directamente en la vida doméstica de los habitantes de esta tierra (diversas políticas de ayuda, caso de las referidas: al transporte de mercancías y personas, a la desalación de agua, a las telecomunicaciones, a la producción de energía, etc.).

Dejando a un lado cuestiones como las anteriores, quiero poner en valor la fortaleza de un incentivo como el que supone la ZEC que, desde el 1 de enero de 2015, cuenta -dentro de la parte fiscal REF-, con una nueva redacción que ahora sí debe catapultarlo como un eficaz instrumento generador de riqueza en nuestro archipiélago.

Siento haber hecho esperar al lector al quinto párrafo para contestar a la pregunta capitular: "Pero, ¿qué es la ZEC?". Es sencillo de explicar: una zona de baja tributación que se crea en el marco del REF con la finalidad de promover el desarrollo económico y social del Archipiélago y diversificar su estructura productiva. Su principal atractivo es el tipo impositivo del 4% aplicable en el Impuesto sobre Sociedades a aquellas compañías adscritas a este régimen. Este tipo impositivo es imbatible, si lo comparamos con el tipo general del 28% aplicable en el resto del territorio nacional, o el tipo medio del 23% aplicable en el resto de países de la Unión Europea (UE), y sensiblemente inferior al de otros países, como Luxemburgo o Irlanda, históricamente considerados como de baja tributación, pero que en ningún caso llegan al 4% que ofrece la ZEC.

Además, merece una mención especial la seguridad jurídica que presenta este régimen fiscal en unos tiempos en los que, cada vez y con mayor intensidad, la UE está poniendo el foco en países calificados históricamente como de baja tributación o, cuando no, directamente introduciéndolos en la lista de paraísos fiscales. En este sentido, la ZEC es un instrumento "bendecido" por la Unión Europea que además ha extendido su vigencia hasta el 31 de diciembre de 2026 (prorrogable).

En este sentido, acudimos impasibles como espectadores al flujo incesante de informaciones que ponen en conocimiento de la ciudadanía la ingente cantidad de dinero español que se encuentra fuera de las fronteras nacionales, bien depositado en cuentas corrientes situadas en el extranjero o, cuando no, fruto de inversiones deslocalizadas. Por lo que se refiere a las empresas, éstas son las más interesadas en evitar el sambenito que supone ser marcada, confundiéndose los depósitos legales con los que pertenecen estrictamente a la evasión fiscal.

Desde nuestro despacho, estamos convencidos que todos estos dilemas éticos y estéticos se disiparían si, tanto a nivel nacional como internacional, se contara con el suficiente conocimiento sobre la ZEC, precisamente por el gran beneficio económico que puede producir.

La ZEC está en vigor desde el año 2000, si bien es una gran desconocida. No es menos cierto que su regulación no era la idónea para servir al fin para el que se creó, que no era otro que el captar nueva inversión nacional y extranjera que, al albor de una zona de baja tributación, viniera a instalarse a nuestras islas generando como efecto reflejo riqueza, en forma de creación de nuevos puestos de trabajo y de un notable aumento del consumo local. Pero ahora, y me refiero a la entrada en vigor de su nueva regulación, el 1 de enero de 2015, no hay excusas. En su nuevo texto legal, la ZEC ha eliminado la práctica totalidad de las barreras de entradas que tenía y ahora se ha convertido en un instrumento más ágil y que se adapta a las características de las grandes corporaciones (ahora todo el beneficio puede tributar al 4%, su ámbito geográfico se extiende a todo el territorio de las Islas Canarias, ya no se castiga el reparto de dividendos, etc.).

A todo esto habría que añadirle la inmejorable situación geoestratégica de las Islas entre ambos hemisferios, lo que sin duda debe contribuir como un atractivo más para la llegada de entidades con vocación de operar en mercados globales. Con una población de derecho de 2 millones de habitantes y 12 millones de turistas anuales, 6 aeropuertos internaciones y 41 puertos comerciales, Canarias se presenta como una inmejorable plataforma tricontinental de comercio y logística entre África, América y Europa. Todo eso nos lleva a la conclusión de que aquellas entidades que decidan "aprovechar" Canarias como base logística y de distribución de mercancías hacia mercados extranjeros, verían aumentadas sustancialmente su competitividad por la importante reducción de costes impositivos que lograrían.

Caso paradigmático en lo que se refiere a la apuesta decidida que se ha tenido por este instrumento inversor supone el papel que han tenido varias instituciones públicas, como es el caso del Ayuntamiento de Las Palmas, que siempre ha creído en el potencial de nuestro territorio para convertirnos en algo similar a lo que represente un territorio como Singapur en Asia o Miami en las relaciones empresariales entre la América anglosajona y la América latina.

Canarias, con unos tiempos en los que nuestro principal motor económico goza de mejor salud que nunca con cifras de ocupación históricas, sin embargo sigue manteniendo una escalofriante tasa de desempleo superior al 30%. Ninguna sociedad cabal puede permitirse estas cifras, de ahí que sea necesario desarrollar nuevos sectores económicos. Y es en este punto precisamente donde la ZEC debe jugar un papel importante, atrayendo inversión exterior que genere empleo de calidad para todos los canarios. A estas alturas del artículo, cabe preguntarse si desde comienzos de este año contamos o no con una zona de baja tributación que nos haga ser únicos en el contexto internacional y que, además, está especialmente diseñada para captar inversión externa. La respuesta es positiva, pero ¿qué nos falta para que esas grandes corporaciones nacionales e internacionales comiencen a instalarse en las Islas Afortunadas? La respuesta, desde mi punto de vista, sólo puede ser una: explicarla en todos los foros a nuestro alcance, tener la capacidad de llegar a cuantos más sitios mejor y mostrar todas estas bondades. Aquí hablo de mi experiencia personal; desde nuestro despacho, que cuenta con una extensa red nacional e internacional de oficias, ya hemos comenzado con esa labor y la respuesta no ha podido ser más positiva.

La ZEC ha despertado mucho interés y ya son muchas las empresas que están empezando a revisar sus planificaciones fiscales con la finalidad de buscar cómo pueden sacarle partido en sus estructuras. Ya hemos sido invitados a acciones de difusión en países como Noruega, Suecia, Reino Unido y, el último en sumarse, Estados Unidos. En cualquier caso, creo que el éxito de todo esto sería exponencialmente mayor si, al menos por una vez, fuerzas políticas de diferente color se unieran con el fin de aunar esfuerzos para la difusión conjunta de la ZEC, pues nos va el futuro en ello.

Por último, no sería de justicia finalizar este artículo sin dejar constancia de nuestro reconocimiento al Gobierno de Canarias, a través de su organización de promoción exterior (Proexca), como al propio Consorcio de la ZEC, quienes no han escatimado en esfuerzos para lograr el éxito de este instrumento y, especialmente, al Ministerio de Hacienda, que, en todo momento, ha mostrado especial sensibilidad con las Islas en todo el arduo y complejo proceso negociador con Bruselas. Esta es la demos-tración más palmaria de que aunando sinergias, podemos ser imbatibles.

(*) Abogado y economista, es socio director de PwC Tax&Legal Services en Canarias

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