La Provincia - Diario de Las Palmas

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Dos veces breve

Días del futuro pasado

El reloj representaba demasiado en el sistema gestual del hombre de Occidente como para darlo por muerto.

La hora, en realidad, era lo de menos. Un simple golpe de muñeca daba cuenta de la educación recibida, del estado (paz, inquietud, hastío) del alma, de la actitud ante el interlocutor.

El estilo de la persona ya había cambiado con la sustitución del reloj de bolsillo por el de muñeca, y la desaparición de éste dejaba un hueco, que algunos aquejaban haciendo el gesto aunque no llevaran ya nada en la muñeca. Era un signo sexista, pues el reloj del varón y el de la mujer nunca habían dejado de ser distintos en el imaginario, hasta el punto de que una mujer con reloj de hombre era un signo de emancipación, tras haberlo sido de extravagancia.

El regreso, con Apple, del reloj, retrasa la hora en el tictac del tiempo, y deja el gusto por los tamaños grandes de pantalla en mal gusto.

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