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El callejón del gato

El año mágico de Rafael Ansón

Ayer fue presentado en el Gabinete Literario por el ministro Soria y Jerónimo Saavedra, diputado en las cortes constituyentes por aquel entonces, el último libro de Rafael Ansón. En él se retrata con acierto aquel año mágico en que Adolfo Suárez marcó un antes y después en el futuro devenir de España.

Se parte de la premisa de que Franco permite que el Rey sea su sucesor para luego, arropado por el desparpajo y la osadía de Suárez, pergeñar un plan, perfectamente diseñado, que desembocaría en las elecciones democráticas donde los españoles volverían a las urnas después de que las cortes franquistas se hicieran el haraquiri.

Su atalaya privilegiada de director general de RTVE le permite ver desde primera fila cómo se fueron desarrollando los hechos que desencadenaron en el mayor periodo democrático que España tuvo jamás.

Curioso es cómo cuenta las triquiñuelas que se tuvieron que utilizar para legalizar el partido comunista aquel Jueves Santo o cuando Suárez, con exquisita habilidad para no lastimar a las huestes franquistas, se enfrenta al marqués de Villaverde y se gana el apoyo de su Majestad.

Coincido plenamente con él en todo lo que en el libro dice, máxime cuando pude asistir con mi padre a muchos de los acontecimientos que allí se cuentan; recuerdo como muestra de todo ello, en casa de mi pariente Antonio Van de Walle en Mostoles, cómo se fraguó gran parte de aquel primer gobierno de la democracia.

Cuando Suárez se encara al marqués de Villaverde se gana el apoyo de su Majestad que veía como con exquisita habilidad maniobraba para no lastimar a las huestes franquistas.

Ansón cuenta con maestría los entresijos de aquel año que va de julio del 76 a junio de 77 donde, entre otros, él, Adolfo y SM el Rey trazaron un camino sin retorno a la transición primero y a la democracia después. No se le escapa detalle alguno del que está entre bambalinas del teatro de la vida española.

De la eficacia con la que realizó su trabajo no hay más que haber oído las lisonjas que le dedicó Rafael Azcona, cuando visitó el Gabinete Literario, ensalzando la labor al frente de Radiotelevisión Española en una época apasionante que, a pesar de tener una audiencia cautiva, el telediario de Eduardo Sotillos alcanzaba cotas de pantalla por encima de los veinte millones de espectadores.

A él, al igual que a muchos de los españoles entre los que yo me encuentro, Adolfo Suárez supo cautivar y, lo que es mejor, convencer de la necesidad que España debía emprender una nueva andadura en la historia que afortunadamente dura hasta el día de hoy, no sin significativas dificultades.

Felicidades Rafael por esta nueva aportación sobre la historia de la transición que a muchas de las nuevas generaciones conviene recordar para que no olviden lo mucho que ha costado que hoy disfruten de un régimen de libertades nunca vivido antes por nuestro país. La tolerancia demostrada en ese año mágico es la que hace que el ser humano respete las ideas que difieren de las suyas, que no quiera imponer su pensamiento, por considerarlo el único correcto, sobre el de los demás.

Ahora, cuando parece que parte de nuestra sociedad está basada en la intolerancia, no debemos olvidar que todo progreso estriba precisamente en la tolerancia.

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