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Opinión

El ganador antipático

No, no se trata de Cristiano Ronaldo, sino del (probablemente) reelegido primer ministro israelí y líder del partido Likud, Benjamín Bibi Netanyahu quien, contra todo pronóstico y frente al deseo de la opinión pública mundial, ha ganado con claridad las últimas elecciones y podrá formar una coalición de derechas en esa aislada democracia del Mediterráneo oriental.

Hasta pocos días antes de los comicios, la mayoría de los sondeos ponían contra las cuerdas al primer ministro y otorgaban la posibilidad de gobernar a la derrotada coalición de centro-izquierda, la Unión Sionista de Herzog y Livni, mientras gran parte de los medios (también en nuestro país) resaltaban que los partidos árabes concurrirían juntos y podrían ser un buen apoyo para terminar con el "inmovilismo" de Netanyahu, tanto en el tema palestino como en las negociaciones de Occidente con Irán sobre el arma nuclear. Entonces, ¿qué ha pasado?

Pues que, si bien buena parte de los votantes israelíes han sido sensibles a los desequilibrios económicos que afectan al país (especialmente, una burbuja inmobiliaria que daña el acceso a la vivienda de las clases medias: de ahí el ascenso de los centristas del partido Kulanu), una mayoría ha optado porque prevalezca lo menos malo para sus intereses globales.

Es decir, como Netanyahu dijo tras las elecciones, los israelíes son partidarios de la solución de dos Estados? pero no creen en la sinceridad negociadora del lado palestino (dominado por Hamás, que sigue defendiendo la destrucción de Israel). Tampoco entienden, como el primer ministro, que Obama esté dispuesto a transigir con los ayatolás iraníes, para que estos dispongan del arma atómica. Así que han elegido a un tipo desagradable pero realista, en lugar de a los vendedores de unicornios.

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