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Sección Oficial 'Ragazzi'

Tomas duras de pelo

Ragazzi está dividida en dos tomas. La primera imagina cómo fueron los últimos momentos de la vida de Pier Paolo Pasolini, pero desde la mirada de su supuesto asesino, Giuseppe Pelosi, un ragazzo da vita, eufemismo con el que se designa en Italia a los jóvenes que ejercen la prostitución homosexual y cuyo plural da título a esta curiosa realización.

A pesar de lo prometedor del argumento, el filme cuenta con tantos defectos que es decepcionante. El actor que interpreta a Pasolini no tiene ni el más mínimo parecido con el director italiano y para intentar disimularlo lleva unas gafas oscuras como las del cineasta, de las que nunca se separa. Los diálogos, con la excepción de unas pocas palabras que Pasolini dirige a su verdugo, están reproducidos al revés, por lo que sólo se comprenden leyendo los subtítulos. Los efectos sonoros de la paliza mortal son tan vulgares que recuerdan a los de una película de artes marciales de serie b de los 70. Finalmente, hay un interrogatorio que es una mera sucesión de los rostros crispados de los policías que inquieren al sospechoso, que finalmente confiesa la acción.

La segunda toma son las peripecias con resultado mortal de unos jóvenes bañistas en la ciudad argentina de Córdoba. La mayoría de las imágenes se repiten varias veces, logrando que lo que de por sí es inútil y superfluo se termine convirtiendo además en prolijo y redundante. De nuevo, los diálogos están reproducidos al revés, pero en esta ocasión se podían haber ahorrado los subtítulos porque apenas dicen algo comprensible.

Ragazzi es una película cuya curiosa realización demuestra una voluntad de crear un producto audaz, atrevido y vanguardista, pero que no consigue convencer porque gran parte de su metraje es más de lo mismo.

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