La Provincia - Diario de Las Palmas

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Desde mi isla

Barrancos y diluvios en el Día mundial del agua

Esa sustancia tan moldeable, tan sutil, tan suave y tan dura al mismo tiempo, que se llama agua, tiene un gran problema. Se trata del desequilibrio, originado por su ausencia o por su exceso: sequía e inundación, a los que se añade su irregular distribución en el mundo, que se afirma porque más de mil millones de personas no tienen acceso inmediato a ella. En este desorden es un verdugo, sin piedad, que en la sequía mata lentamente, en un goteo lento pero imparable de muerte y en las inundaciones siega vidas y haciendas, con la brusquedad de la constante dictadura, de la que el hombre se hace cómplice cuando no respeta las reglas que ella siempre ha impuesto en su irregular camino. Sus linderos son las profundas gargantas entre altas montañas o las llanuras marcadas por ella misma en su celosa vigilancia, donde la ignorancia y el lucro se mezclan al invadir sus mojones, que el agua, inestable viajera, pero tenaz conservadora de su propiedades, se encarga de restituir, con enorme dureza.

En Canarias tenemos ejemplos de estas inundaciones, especialmente atestiguadas en barrancos como Telde, Guanarteme, Tirajana, Balos. El asalto se consolida por la falta de vigilancia de los cauces y por la miopía e inoperancia de una administración que permite modificar impunemente los cauces. De estudios que he hecho, en varios años, se demuestra que desde los años 1955 a 1962 se contabilizaron, en 1956, nueve peticiones de ocupación en el cauce público del barranco Real de Telde. Una de estas peticiones era de 46.480 metros cuadrados. En el barranco de Gáldar, cuatro peticiones, una de ellas de 47.659 metros cuadrados. El año 1955 fue el que logró mayor número de peticiones, siete en el Real de Telde, tres en Gáldar, Bachilleras (Telde), Guiniguada (Las Palmas), etc. En total más de 57 Ha, una de ellas en el de Fataga (S. B. de Tirajana) de 31 Ha, solicitada por Fermín Monzón Barber, gerente de la Comunidad La Lumbre. Otros conocidos solicitantes fueron José Samsó Henríquez y Juan Rodríguez Doreste, el alcalde amigo, que pidió 94.081 metros cuadrados en el de Balos (Agüimes), como gerente de Hijos de Juan Rodriguez SA, la gran empresa canaria que tuvo entre sus presidentes a Matías Vega Guerra. A partir de 1955 ya iban disminuyendo las peticiones y la información de la superficie pretendida, ante una Delegación de Obras Públicas más preocupada de incluir en el documento de la concesión el canon del 0,5% por metro cuadrado que la superficie concedida. Y para más bochorno, el canon solo se actualizaba cada cinco años. ¡Cuánta propiedad pública en cauce de dominio público se convirtió en propiedad privada con una cierta semejanza con los terrenos en zonas marítimo-terrestres!

Hablemos, ahora, de diluvios. El Diccionario de la Real Academia Española se muestra generoso al decir que un diluvio es una lluvia muy copiosa y cicatero e ignorante cuando lo limita al diluvio de la Biblia. En el primer castigo bíblico, con el que Dios golpea al hombre, utiliza el agua en su desequilibrio por exceso. ¿Por qué no utilizó el fuego, por ejemplo? Robert Graves dice que Dios eligió el agua, en vez del fuego, como castigo apropiado al hombre por sus vicios abominables, abriendo las compuertas del cielo y permitiendo que las aguas de arriba y abajo (elementos masculino y femenino) se mezclaran y destruyeran el mundo en su abrazo cósmico.

Se cuenta con más de 200 diluvios durante distintos años en diferentes naciones. Los primeros mitos vienen de Mesopotamia. En el mito sumerio Ziusudra es el patriarca que sobrevivió, después de construir un arca, bajo la dirección de Enki, Dios de la inteligencia. Duró siete dias y siete noches. El texto del diluvio asirio se descubre en Nínive, y la leyenda es narrada al héroe Gilgamesh por Unapistín, elevado a la inmortalidad debido a que fue el único que sobrevivió a la catástrofe, que duró seis días y seis noches. En la epopeya de Atramkhasis, escrita en 1600 aC en acadio, el dios Enlil desea terminar con la humanidad porque no le deja dormir (me recuerda, ligeramente y con respeto, a algunos sucesos del carnaval de Las Palmas). El único sobreviviente fue Atramkhasis. La semejanza del mito asirio con el bíblico es que en aquel el arca llega a la montaña del Kurdistán y en este al monte Ararat.

En el mito griego Deucalión, hijo de Prometeo, se salvó con su esposa Pirra y su arca se varó en el monte Parnaso, después de nueve días y nueve noches de que los ríos corrieran desbordados. De las piedras de Gaia, arrojadas por Deucalión, nacieron los hombres y de las arrojadas por Pirra, las mujeres. Se cuenta que en Beocia (Grecia) antes del mito de Deucalión ocurrió el de Ogiges. En el Mahabharata se dice que Manu fue el único sobreviviente debido a que un pez a quien había protegido le informó de la proximidad del diluvio y le aconsejó la construcción del arca. El pez era Brahma. Manu varó en el pico más alto de Himavat. Para los Bhil, tribú hindú, también fue un pez el chivato del diluvio. Pero aquí Rama se lo tomó mal y castigó al pez, cortándole la lengua. Desde entonces los peces no tienen lengua (lástima que Rama no extendiese su castigo a los políticos mentirosos). En el diluvio de los hindúes Kalmar se salvaron dos niños escondidos en el tronco de un árbol, flotando sobre las aguas. El suceso duró 12 años.

En China el héroe fue Gun, que robó a Dios la Tierra Reproductora y con ella formó montículos que absorbieron el agua, permitiendo que el pueblo bajara de las montañas. De otra leyenda china solo escaparon dos niños en una calabaza. Los Ainu, Japón, dicen que solo sobrevivieron los que llegaron a la cumbre de la montaña más alta, lo que recuerda el mito canario, que según Sebas Martín, en Ritos y leyendas guanches, "desbordándose los mares y hundiéndose el mundo bajo las aguas", solo se salvaron los canarios que se cobijaron en las montañas más altas. (Pienso que los que más suerte tuvieron eran los que vivían en las isla del Teide. Quizás esto haya tenido que ver con su voluntad de dominio continuo de las islas).

En el Popol Vuh, México, los monos, que ocupaban el lugar más próximo a los hombres verdaderos, fueron exterminados en el diluvio. Los indios de Cabo Frío, Brasil, contaban con la existencia de un brujo que tenía dos hijos, uno bueno, Tamendonane, y otro malo, Ariconte. Tamendonane, siendo amenazado por Arconte, golpeó violentamente el suelo, del que surgió un chorro de agua que sumergió las montañas. Solo se salvaron los dos hermanos y sus familias. Los Carayas, Brasil, creen que el diluvio surgió cuando Anativa rompió calabazas llenas de agua. En Samoa los hombres robaron una botella donde un personaje mágico tenía agua salada. Al destaparla el agua se expandió, provocando la catástrofe, que mató a todos los mortales de la isla.

En Las Hurdes, Extremadura, el personaje es el Peregrinu. El pueblo fue arrasado por las aguas, al haber sido apedreado el peregrino llevando la cruz a cuestas. Se salvaron una mujer y un niño que tuvieron piedad del peregrino.

Para acabar es necesario hablar brevemente de tiempos. Joseph Campbell (Los Mitos) introduce la noción del tiempo, llamándolo eón. Al final de cada eón ocurre de forma inevitable un diluvio universal. En la India el número de años que corresponde a un eón es de 4.320 millones de años, que corresponde al Día de Brahma, cuando todo permanece en el mar cósmico otros 4.320 millones de años. Comparemos con la Biblia. Se calcula que entre Adán y el Diluvio transcurrieron 1.656 años.

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