La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El análisis

El mal de altura de la banca global

Los gigantes financieros de Occidente, los bancos que ocupan los rascacielos de todo el mundo, empiezan a padecer mal de altura. Crecieron a la medida del mercado global, pero no acaban de aclimatarse. Los errores de estrategia, la feroz competencia de las entidades locales y las medidas de regulación lastran sus resultados.

A los bancos occidentales no les faltó olfato en su momento para advertir que la globalización se traduciría en un gran aumento de dinero que circula por todo el mundo. "Sólo la música pop y la pornografía abrazaron la globalización con más intensidad que los bancos", apuntaba recientemente el semanario inglés The Economist en un artículo en el que analizaba la travesía de la denominada banca global.

El punto de partida se sitúa hace más de 20 años, cuando un puñado de bancos decidió lanzarse a aprovechar el estallido de los flujos comerciales y de capital que acompañaba a la incipiente globalización. Todos sabían lo que era operar fuera de sus fronteras. Los europeos BNP Paribas y Deutsche Bank llevaban activos en el extranjero más de un siglo; HSBC y Standard Chartered eran banqueros del imperio británico; Citigroup se había embarcado en la internacionalización hacía un siglo y Chase Manhattan Corporation, ahora parte de JPMorgan Chase, había abierto sucursales internacionales entre 1960 y 1970. A finales del pasado siglo estos bancos se volcaron en las multinacionales que requerían financiación y en el comercio de divisas, pero su negocio se expandió a otras actividades y en diferentes direcciones. Se convirtieron en entidades universales.

Después de superar de forma razonable la crisis en 2008 y 2009 (sólo Citigroup fue objeto de un rescate), la banca global está pasando ahora por serios problemas por sus débiles resultados. Los retornos de capital (ROE), que miden la ganancia en comparación con la inversión, no superaron en la mayoría de los casos el 6% y en las últimas semanas los responsables de estas entidades se han visto obligados a dar explicaciones sobre las turbulencias.

Los bancos globales tienen dificultades para manejar su tamaño. Los costes se han hinchado y algunas firmas han caído en la tentación de buscar el dinero fácil comercializando productos poco fiables. "Estos bancos sistémicos tienen comportamientos arriesgados porque saben que, gracias a su tamaño, si caen van a ser rescatados para evitar el efecto arrastre, y que esas intervenciones, por su coste, no van a ser contundentes y los directivos van a seguir en sus puestos", apunta Francisco González, catedrático de Economía Financiera.

Además, las entidades globales tienen que hacer frente a una competencia feroz. La burbuja bancaria de la pasada década llevó a entidades de segundo nivel a expandirse a nivel internacional, erosionando los márgenes de negocio. Asimismo los gigantes globales perdieron cuota de mercado en Asia a favor de grandes bancos regionales como DBS de Singapur y en los mercados emergentes de China, Brasil e India las entidades locales más fuertes también emprendieron operaciones transfronterizas. "La competencia entre los bancos globales y locales es buena, pero debe ser en condiciones de igualdad y la regulación es más estricta para las entidades sistémicas globales que para las locales", afirma Santiago Fernández de Lis, economista jefe de Sistemas Financieros y Regulación de BBVA Research.

A los errores de estrategia y a la agresiva competencia se sumaron la reacción reguladora ante la crisis y también la intensificación de los controles sobre el lavado de dinero y la evasión de impuestos. Standard Chartered, BNP y HSBC fueron multados por quebrar las reglas del juego y los supervisores bancarios han impuesto exigencias de capital más altas a los bancos globales. Con ello los costes de operación son cada vez mayores. "Con la crisis se ha producido una reacción nacionalista que ha generado un cercamiento del sistema financiero internacional. Eran necesarias correcciones, pero quizá la reacción ha sido excesiva. Algunas autoridades de grandes centros financieros, como la americana o la británica, con sus medidas de protección, han añadido dificultades a la banca global", desatacó Fernández de Lis, que apunta que el modelo global de los gigantes no es el único. "Por un lado está el modelo de esa banca de inversión, muy centralizado, y por otro el de la banca eminentemente minorista, como el caso de BBVA y Santander, más descentralizado y con menos riesgos de contagios".

Lo que no está a la vista es una desglobalización. "Todos quieren ser grandes para tener poder de mercado", afirma el catedrático Francisco González.

Compartir el artículo

stats