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Cada cosa en su sitio

Obama, Maduro y el 'Sistema'

En 2012 era Obama presidente de EE UU y Maduro vicepresidente ejecutivo de Venezuela. Ese año tuvo lugar un hecho sin precedentes: la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela se fundieron en una sola para interpretar todas las sinfonías de Mahler en el auditorio Walt Disney de la ciudad californiana y en el teatro Teresa Carreño de Caracas. Ayer mismo volví al vídeo de la Sinfonía de los Mil, la Octava, grabada en vivo en la capital de Venezuela. Doscientos instrumentistas y mil trescientos coralistas fueron dirigidos por Gustavo Dudamel, un "líder visionario" de 31 años que es maestro titular de ambas orquestas y de la sueca de Gotemburgo. Su inteligencia, su saber y su inmenso carisma idearon e hicieron posible el épico encuentro.

La música puso el resto: una ejemplar compenetración artística y humana de ambos colectivos, expresada en gestos inequívocos y en la perfecta unidad sonora. Las 1.300 voces eran de niños y jóvenes venezolanos, procedentes de veinte coros del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles que creó y dirige José Antonio Abreu. En su seno se formó Dudamel. Más de cuatrocientos mil chavales, la mayoría rescatados de la calle y la pobreza, integran hoy el Sistema. Sus grupos sinfónicos, corales y de cámara enloquecieron hace tres años a los ciudadanos de Salzburgo y al público de su Festival, habituado al "top" mundial de la interpretación. Meses antes habían sumado a sus muchos galardones el premio Príncipe de Asturias de las Artes.

Obama y Maduro están ahora enfrentados en una tensión de consecuencias impredecibles, según el secretario general de la OEA. El primero ha decretado "emergencia nacional" en su país y el segundo teme acciones militares para el control de las mayores reservas de petróleo del mundo. Estos hechos son incoherentes con la soberbia lección participativa del "Proyecto Mahler" de 2011 y 2012. Pese a sus errores y la coyuntura insostenible de la economía venezolana, Nicolás Maduro ha preservado incólume el Sistema, la mayor proeza cultural de su nación desde que existe. La cultura siempre es espacio de encuentro y entendimiento cuando la política fracasa. Algunos países desarrollados -España entre ellos- la han preterido irresponsablemente apenas comenzó la crisis. Pero queda la esperanza. Una presencia masiva del Sistema en Washington conseguiría tal vez recuperar el diálogo abortado en las cancillerías. Aunque parezca utópico, los milagros existen.

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