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Rubén Reja

Reflexión

Rubén Reja

'Andaludíaz'

El planeta fútbol acaparó el pasado domingo la mayoría de los flashes informativos de la jornada. Los primeros se enfrentaron a los segundos en un nuevo partido del siglo. El clásico entre FC Barcelona y Real Madrid, más que una simple disputa deportiva, acaparó titulares en forma de un choque brillante, que no dejó indiferente a nadie. Los medios en general se hicieron eco de una batalla de colores que divide a un país en dos mitades, pero que son parte de un todo. Pasión balompédica en estado puro. España con permiso del Atlético de Madrid es bipartidista. Este duelo de contrastes, que presume de ser uno de los mayores espectáculos del mundo, hizo sombra a otra lucha de fuerzas, que se jugaba con la misma intensidad, pero sin tanta pasión, en Andalucía. Las elecciones regionales protagonizaron una jornada en la que tras un inicio renqueante, los socialistas lograron hacerse con un triunfo, que les dará la oportunidad de gobernar durante las próximas cuatro temporadas. Al frente de este equipo que parecía desgastado después de 33 años en cabeza, se encuentra Susana Díaz que ha pisado fuerte los terrenos de juego con un claro objetivo: ganar todas las ligas posibles en su región (Andaludíaz) y quién sabe si aspira a otro títulos a nivel nacional en un mano a mano con Pedro Sánchez. El resultado de Susana Díaz no es, a priori, tan aplastante como para servirle de catapulta para competir con Sánchez en las primarias de julio. La líder socialista gana su particular apuesta al adelantar los comicios y vence en la tierra de los 1.000 imputados y deja maltrecha a la zaga del PP. El cataclismo popular no por esperado deja de serlo y merma aún más las ilusiones de un partido maldito en Andalucía. Un panorama que a diferencia con el fútbol hacen que Andalucía se aleje del bipartidismo. Algo que a buen seguro se repetirá en las próximas elecciones generales. En la disputa andalucista sobresalen (ya lo cantaban las estadísticas) Podemos y Ciudadanos, que se consagran con nota. Ambas escuadras cuyo argumentario electoralista es su repulsa contra la corrupción se han convertido en llaves para futuros pactos con el PSOE. Al margen de posibles y futuros apoyos puntuales para gobernar en minoría, Díaz debe impulsar con urgencia el cambio que los andaluces demandan y que debe de servir de ejemplo para el resto de España: enfrentarse y desterrar la corrupción y la cultura de la subvención.

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