La Provincia - Diario de Las Palmas

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Cada cosa en su sitio

Para que España vaya bien

Para conseguir en España el verdadero cambio, hace falta que Rajoy sea candidato indiscutible del PP en las elecciones generales de diciembre, siga lanzando en las autonómicas a pretendientes como Juanma Moreno, profundice en el discurso de que la crisis ya es historia, venda con mayor énfasis el acierto de cumplir todas las recetas de la troika, saque aún más pecho por su creciente prestigio personal en la Unión Europea, mortifique a los griegos que defenestraron a sus afines, no baje los impuestos, no incremente las ayudas sociales, glorifique el crecimiento del empleo basura, descarte que los resultados andaluces sean extrapolables, minimice el efecto Podemos, desprecie el efecto Ciudadanos aunque le deje sin partido en Cataluña y le robe la exclusiva del centroderecha estatal, y, naturalmente, que pase de todos los sondeos de mal agüero.

Será muy importante que no evacue de su estrategia el y tú, más, deje a su aire los laberintos de Madrid y Valencia, no mejore una décima en la estimación ciudadana, anime a algunos de sus ministros a calificar lo de Andalucía de "infinitamente peor" que lo esperado (Margallo), subestime las imputaciones de sus leales -y desleales- mientras no le alcancen a él, congele el miserabilismo en materia de dependencia, rescate bancos en lugar de ciudadanos desheredados, desahuciados y pobres de solemnidad, mire a otro lado para no ver millones de niños subalimentados, ignore la sangría de profesionales que emigran, conserve a Arriola como consejero electoral, se acople con entusiasmo a todas las campañas regionales, locales y catalanas como acaba de hacer con la andaluza y se le escape de una vez lo de "España va bien" que tiene en la punta de los labios.

¿Quién, después de todo, lucha por el cambio? La izquierda irremediablemente equivocada y la nueva derecha oportunista. ¿Qué importa que empresarios y trabajadores pidan hasta por señas una fiscalidad que incentive la actividad productiva? Los que no saben valorar las palmaditas que él recibe en los foros europeos. ¿De dónde salen los plañideros que piden una reforma de la Constitución? Son republicanos nostálgicos, separatistas y robapatrias. ¿Y a quién se le ocurre que todo ese lumpen pese más que su acendrado patriotismo y su diáfana visión de futuro? Lo que no es, no puede ser y, además, es imposible. El incomparable observatorio de la presidencia del gobierno y del partido está por encima de caprichos y ocurrencias. Si a pesar de todo cambia España, a él que le registren.

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