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Zigurat

El voto de advertencia

Cuando lean esta columna ya habrán contado los votos de las elecciones andaluzas. Parece que no hay sorpresa en el PSOE, aunque no se entienda bien, con lo que cae en Andalucía, cómo siguen votando la continuidad de un proyecto que no ha estado a la altura. Es bastante preocupante que casi todos los partidos y sindicatos que tenían el poder estén en un fregado difícil de digerir, aunque cambien de juez.

Siempre se ha dicho que el primer escalón de un político que se quiera forjar en la gobernanza tiene que empezar por el principio, es decir, por la municipalidad. El municipio a través de sus asociaciones y asambleas son los campos de batalla para alcanzar más preparación y cintura y en esta dialéctica, con las administraciones más cercanas al ciudadano, se pulsa el sentir del ciudadano. Ni que decir tiene que esto no se cumple. En la mayoría de los casos cuando se acaba la etapa de la política local a muchos se les olvida de dónde vienen acrecentando la distancia que hay entre el político y la calle.

Al PP no le han perdonado tanta confusión en sus casos de corrupción, casos en el que aún quedan por dilucidar lo más importante: quién miente o ha mentido en los numerosos asuntos que están en procesos jurídicos a la espera de que acaben instrucciones o que se dicte sentencia.

Y si al PP le ha costado y ha tardado tanto en investigar, soltar lastre y enderezar sus caminos sinuosos, qué no le esperará cuando están ya encima las elecciones municipales y las generales.

En cuanto a la coalición de ideologías Podemos, ahora es cuando tendrá que poner en valor lo que ha venido pregonando, gobierne o no, porque la labor de oposición si se hace bien es una garantía de credibilidad. Han tocado poder donde tendrían que estar, en el suelo, en la calle, al raso... que no es otra cosa que escuchar, analizar y actuar.

Los analistas creen que el voto que no ha ido al PP fue para Ciudadanos, lo cual quiere decir que también tiene sintonía con este, y que los electores han preferido seguir siendo conservadores pero lejos del PP.

Y como siempre las encuestas no fueron del todo acertadas, pero sí cercanas a lo que ha pasado, porque perder diecisiete diputados no se lo esperaba nadie, aunque algunos se lo olían y abandonaron el barco para emigrar a otras siglas. Y suma y sigue: la misma persona y distinto partido; porque para algunos todo vale con tal de seguir en el mando.

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