Asistimos los ciudadanos expectantes a una serie de movidas que los medios de información destacan en los partidos políticos por situarse sus candidatos en las listas electorales en la mejor posición; con la impresión de llegar en algunos casos a auténticas peleas a navajazo limpio en el peor sentido literal. Donde se llegan a formar nuevos partidos, entre acusaciones públicas, entre viejos aliados. Como si se tratara de la mejor de las novelas de máxima audiencia, para ahorrarme los términos américo-sajones que cada vez más impone el Imperio. Ya partimos de la base de los resultados electorales en Andalucía, donde Susana Díaz con el PSOE pone en el carril de los vencedores a este partido que puede empezar a remontar con vistas a las generales, mientras el PP se ha hundido en su propia miseria, para aviso a navegantes. Podemos y Ciudadanos suben como la espuma cervecera que las encuestas ya preveían impulsados por una ciudadanía ávida de un cambio que pide a gritos que remueva los cimientos de un edificio que se tambalea, por su poca consistencia. El país necesita una reforma desde los cimientos hacia arriba de forma urgente. Nuestro crecimiento económico no se trasluce en ir remediando las necesidades que acarrean nuestras cifras de desempleo, y el sufrimiento de las familias afectadas... los cadáveres de la crisis han quedado en el camino entre promesas baldías de medio pelo en nombre de la macroeconomía. No podemos obviar que a pesar de las críticas, pienso que todavía tenemos políticos que lo pueden hacer mejor. Sólo falta que sus organizaciones refuercen sus proyectos de desarrollo político, con los mejores de sus equipos en los diferentes ámbitos; local, autonómico y general. Que dichos partidos en la mayoría de las veces son rehenes del aparato que prácticamente está cada vez más lejos de la ciudadanía. Y que algunos olvidan que la palabra política proviene del latín y este del griego antiguo que el diccionario define: relativo al ordenamiento de la ciudad y los asuntos del ciudadano... para resolver los problemas que plantea su convivencia colectiva del quehacer ordenado al bien común.
