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Cine 'Focus'

Otra vuelta de tuerca

Mientras veía distraído Focus (un pequeño elogio y también un reproche) me vino a la cabeza una ya madurita película (1998) de Steven Soderbergh que sigue siendo la que más me gusta de su carrera: Un romance muy peligroso. Igual la recuerdas: George Clooney hacía de atracador y Jennifer Lopez era la poli que lo perseguía. Acababan liados como Dios no manda y la forma en la que estaba contado ese proceso de seducción mutua era realmente sexy, tenía clase. La historia policiaca no, era lo de siempre, pero aquellos escarceos entre el George y la Jennifer ponían los ojos de punta. Pues bien: qué mal Focus por intentar lo mismo y salir trasquilada. En la base, una intriga. En la punta, un romance peligroso. Diferencia con el título citado: aquí también el prota es un delincuente incapaz de matar una mosca pero la chica también pertenece al gremio, en este caso de estafadores, trileros, sacacuartos a incautos. La brecha se abre no tanto por el guión, que en ninguno de los dos casos es para tirar voladores, sino por un fallo garrafal de casting. Clooney y Lopez encajaban a la perfección, nunca mejor dicho, pero a Will Smith y Margot Robbie nunca te los acabas de creer como ardiente pareja de ases del engaño. Ella es bellísima, eso ya lo sabíamos desde que la pantalla aulló al verla salir en El lobo de Wall Street, pero su calidad como actriz sigue en cuarentena a la espera de que le den un papel para demostrarlo. Aquí invade los planos y obliga a pestañear para recuperarse de la impresión al principio pero luego te acostumbras y su personaje es de una simpleza acogotadora. Lo de Smith es más grave. Que sí, que es un tío supersimpático y da gusto verle hacer el ganso en El hormiguero pero hasta ahora su imagen en pantalla es la de un buen chico crecidito, el príncipe de Bel Air con unos años encima y poco más. Como héroe de acción grave no ha funcionado (el disparate de After Earth le hizo daño) y como seductor a lo Clooney... pues como que no. Funciona como colega marchoso y como papá entregado, pero no para salir en una cinta como Focus y que nos lo creamos como un Steve McQueen capaz de seducir a una loba con ojos de corderito lista para martillearte. Y si las escenas tórridas no funcionan (los directores tampoco ayudan con su oxidado estilete de falsa modernez), la mayor baza se va al garete y sólo queda el clavo ardiendo de la intriga a lo Nueve reinas, o sea, estafas a cual más rocambolescas que intentan sorprender al espectador en cada esquina sin darse cuenta de que a la tercera vuelta de tuerca todos sabemos que ahí hay mucho aristogato encerrado y ya nos da un poco igual, solo esperamos a ver qué truco se sacan de la manga (en el caso de la apuesta en el estado se pasan varios pueblos). Pero como Will y Margot nos caen bien vuelvo sobre mis planos para insistir en que Focus, si no tienes nada mejor que hacer, te distrae y en su curioso final se escapa de la chistera su mejor conejo.

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