La Provincia - Diario de Las Palmas

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Dos veces breve

Sin causa

Primero escribo el título y luego empiezo a merodearlo, una fórmula que funciona a veces. La palabra causa sirve tanto para denotar lo que está atrás (la causa de lo que sucede) como lo que está delante (la causa por la que se lucha en la vida). ¿De dónde viene ese empeño en tener una causa, grande o pequeña, para luchar por ella? El fallo debe de estar en el programa. Las hay de todas clases: religiosas, políticas, humanitarias, sentimentales, artísticas. El programa pide a voces una causa, porque así está diseñado el software que nos lleva fuera. La rebeldía personal sin causa es como un coche sin conductor. En el Occidente consumista la causa que mueve masas es el consumo. Una causa puede llevar a matar (la yihad, por ejemplo, o una ideología), pero la falta de causa también. El fallo está en el programa, y es aleatorio dónde se manifieste (las Torres Gemelas, los Alpes Marítimos).

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