Siempre hay gente buena. Aquel hombre alto, delgado y bonachón, amigo de sus amigos, les llevaba ropa y bocadillos a esas personas que se encuentran sin un techo para dormir... Le conocía de vista y supe por terceras personas que él marchó la pasada semana a la Península, de donde era oriundo. Ayudó como nadie a todas esas personas tan necesitadas. Él comentaba que iba con mucha ilusión a visitar a todas estas gentes, "por si el resto del mundo" ha perdido la fe en ellos... A muchos amigos míos les dijo en una ocasión. "Yo nunca pierdo la fe". No perder la fe, no darse por vencido, es un rasgo que admiramos en estas personas... Él decía que la fidelidad abunda y que no significa que sea fácil, indolora o gratuita. Implica energía y tiempo, quizá una vida entera. Y por cada "sí" que decimos hay que responder pocas veces "no". Sin duda se trata de una causa de vital importancia merecedora de toda entrega. El reto para algunos de nosotros es encontrar nuestras propias causas, aquellas que representan una llamada clara, y luego adoptarlas con toda la fuerza del corazón. Si permanecemos fieles a esa llamada, crearemos las condiciones para encontrar un propósito en la vida. No obstante, si te imaginas intentando resolver casi todos los problemas del mundo al mismo tiempo, vas a darte por vencido incluso antes de empezar. Sin embargo, si defines bien tu terreno de acción y eliges una cantidad razonable de causas, podrías lograr mucho.