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Reflexión

El cambio de Grecia

El cambio en Grecia se llama Syriza". Lo proclamó Pablo Iglesias en la ruidosa plaza Omonia después de fundirse en un abrazo con Alexis Tsipras en el mitin de cierre de campaña de las elecciones helenas y antes de lanzar al aire esa coletilla que da nombre a su partido: "¡Podemos!"

Dos meses después, los atenienses que pasean por la caótica Omonia -aún empapelada de promesas electorales-, por el empinado barrio de Plaka o por las calles emborrachadas de tascas del puerto de El Pireo aún no han visto sobre papel oficial las anunciadas reformas del partido que iba a combatir el austericidio en un país en el que la deuda llega al 175% del Producto Interior Bruto (PIB). Ha pasado poco tiempo, pero el suficiente para que los efectos no deseados sí se noten en la economía.

De momento el cambio de Syriza ha traído una alarmante fuga de depósitos privados en la banca griega. En los dos primeros meses del año, según los datos del Banco Central Europeo (BCE), la huida de depósitos alcanzó los 20.003 millones de euros, una cifra equivalente al 11% del PIB estimado para Grecia en 2014 por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La fuga se acentuó en los primeros meses de 2015, pero ya era notable en los últimos de 2014, cuando se anunció el anticipo de las elecciones generales y la victoria de Syriza comenzó a otearse como una posibilidad real. Los depósitos privados acumulan seis meses consecutivos a la baja, lo que ha reducido el dinero ingresado por familias y empresas en bancos del país heleno a un total de 147.523 millones de euros, la cifra más baja de la última década.

En el programa electoral que llevó a Syriza al poder estaba la auditoría de "deuda ilegítima", que incluye el capital público inyectado en los bancos, unos fondos que son vitales para evitar las quiebras. Si a ese factor se añade la tensión de las negociaciones con las instituciones europeas y el peligro constante de la salida del euro se descubren los miedos de los ahorradores. Y como los bancos tengan problemas ya se sabe lo que viene detrás. Vuelve a aparecer el fantasma de Lehman, el pánico y los destrozos en la economía real en forma de desempleo y pobreza.

En el primer mes del año, la producción industrial griega cayó un 16% y las exportaciones un 20% a pesar de que no se redujo la demanda de sus principales clientes. El desplome está vinculado a la restricción del crédito que impide a las empresas helenas comprar bienes intermedios para entender pedidos.

Algunos analistas ya comparan la situación griega con el tequilazo de México de 1994, considerada la primera crisis financiera de la economía globalizada y que se desató durante los primeros días de la presidencia de Ernesto Zedillo. El equivalente griego del tequila mexicano es el ouzo, un licor anisado con fuerte sabor dulce y olor a regaliz que deja unas resacas espantosas.

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