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El patio

Corrupción en Canarias: "Culpa de los chicharreros"

Quienes me conozcan y no sigan leyendo el articulo y se queden sólo con el titulo, pensaran: "Otro que se cambia de chaqueta y se ha vuelto insularista grancanario".

Respeto a los insularistas y nacionalistas incluidos los españolistas, pero por si hay vida en otros planetas y para que no me acusen de nacionalista terrícola, me considero una persona del Universo y la canción con la que más me identifico en sus valores de convivencia humana planetaria es Imagine (Imagina) del malogrado y admirado componente del grupo The Beatles John Lennon.

Pero lo del referido titulo es como consecuencia de una anécdota que ocurrió en la campaña electoral de las primeras elecciones generales del 15 de junio de 1977, estando de coordinador general del PSOE en Gran Canaria Antonio Castellano Auyanet.

Las ilusiones y expectativas causadas eran realmente extraordinarias, no en vano íbamos a vivir y disfrutar de las primeras elecciones después de un periodo de cerca de 40 años de oscurantismo y represión a los que nos vimos sometidos por el régimen franquista.

Esa noche después de cerrarse los colegios electorales, empezamos a recibir a través de los apoderados e interventores las actas con los resultados, que facilitábamos a Antonio Castellano para que los consignara en un gran panel instalado para tal fin.

Como se sabe la UCD ganó las elecciones con una amplia mayoría de 165 diputados y el PSOE obtuvo 118. Nos habíamos hecho muchas ilusiones, pero se evidenció que todavía estaban latentes las secuelas de la Guerra Civil y el reparo e incluso miedo que tenía gran parte de la población para votar y respaldar a los socialistas.

El mejor resultado de la UCD en todo nuestro país lo consiguió precisamente en Canarias, con 327.491 votos, el 59,85% y la elección de 10 diputados. El PSOE consiguió 90.567 votos, el 16,55 % y tres diputados (dos por la provincia de Santa Cruz de Tenerife y uno por la de Las Palmas) de los 13 a elegir.

El recuento se hacía lento pues eran las primeras elecciones y no disponíamos como ahora de medios suficientes. Tras bastante tiempo reflejando los datos y viendo que los mismos eran muy positivos para la UCD y extremadamente negativos para el PSOE, se empezó a instalar el desanimo entre nosotros.

Antonio Castellano no aguantó más y de repente dio un gran golpe en la mesa donde teníamos extendidas las actas y exclamó: "la culpa es de los chicharreros" y repitió esa frase. Lógicamente quienes estábamos a su lado quedamos perplejos y hasta preocupados y es que para esas elecciones nos habíamos volcado poniendo todo nuestro entusiasmo y esfuerzo. No habíamos caído en el significado de esa expresión y pensábamos que como consecuencia del cansancio y estrés, podría estar delirando. Entonces me acerque a él y cogiéndole de un brazo le pregunte si le pasaba algo y contestó la referida frase argumentando que si los chicharreros no le hubieran ganado la batalla a Nelson en julio de 1797, ahora seriamos británicos y no españoles.

Tenía sentido esa expresión y más conociendo a Antonio Castellano, hombre muy culto que siendo presidente de Unelco llegó a ocupar la presidencia del Consorcio de Empresas Públicas Europeas (según era Unelco antes de nefastamente ser privatizada y pasar a ser la actual Endesa). Por motivo de ese cargo, sus contactos y relaciones en Europa eran al más alto nivel. Como anglófilo admiraba mucho a Inglaterra y sabia de las grandes diferencias entre la sociedad inglesa y la española en detrimento de esta. Diferencias que han venido incrementándose desde aquel 15 de junio de 1977, sobre todo en lo que respecta a normas y convivencia que en España (también en Canarias), se han degradado de forma alarmante como se demuestra en los casos de corrupción, que abarca a gran parte de las instituciones, incluida la monarquía, partidos políticos, organizaciones empresariales, sindicales, deportivas, culturales etc...

Las inmoralidades están a la orden del día y en muchos casos deberían estar tipificadas como ilegalidades como sucede en Inglaterra, que aun siendo uno de los países más avanzados en ésta materia, pero así y todo en 2010 sacó la ley anticorrupción probablemente más dura del mundo, siendo un ejemplo evidente lo que le ocurrió al ministro de energía del gobierno de David Cameron, Chris Huhne, del Partido Liberal Demócrata, que mediante esta ley fue acusado de haber obstruido a la justicia intentando responsabilizar a su mujer una infracción de trafico (exceso de velocidad) que había cometido cerca de diez años antes, concretamente en 2003. Fue juzgado y por esa ilegalidad (que aquí en España no llegaría ni tan siquiera a considerarse como una inmoralidad) tuvo que cumplir dos meses de prisión y abandonar la política.

Hasta ahora (esperemos que cambie) los políticos han hecho causa común para defender sus intereses personales: unanimidad para subirse los sueldos, leyes que derogan delitos, posibilidad de que con el tiempo mínimo (dos años) de condena no se ingrese en prisión, aforamientos, indultos etc... Por eso no es de extrañar que ocurran los casos: tarjetas negras, sobre sueldos de la cúpula dirigente del PP incluido más que presuntamente su presidente Mariano Rajoy, viajes como senador del presidente de Extremadura Monago, "puertas giratorias" para acceder a cargos en grandes empresas multinacionales etc...

Después del paro la corrupción que está muy extendida, es el problema que más le preocupa a las españolas y españoles. Formamos parte de la Unión Europea donde en muchos de sus países avanzados y serios, no quedan impunes estos delitos que se afrontan con transparencia, rigor y exigencia de las correspondientes responsabilidades. En consecuencia va siendo hora de dejar las improvisaciones e importar y aplicar las mejores leyes y medidas de los países de nuestro entorno y que están funcionando bien.

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