La Provincia - Diario de Las Palmas

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La ciberesquina

Adiós, Grooveshark

No había terminado el siglo XX y la gran industria musical decidió tocar a rebato, y comenzar una relación infinita de pleitos contra nuevas herramientas que, en el contexto de internet, ponían la música al alcance de todos los usuarios, de forma libre y gratuita. A finales de los 90 el grupo Metallica demandó a Napster por facilitar en la red lo que hasta la fecha se practicaba con la mayor normalidad: prestarle el disco nuevo a un amigo para que lo grabe. Eso sí, cada vez que uno compraba una cinta virgen de casete, los autores cobraban. Aunque usted utilizara la cinta para grabar el sonido ambiente de su casa... Pero ese es otro cantar.

El caso es que esta ancestral práctica entre los melómanos, traducida a Internet, suponía la difusión abierta y masiva de archivos mp3, y tenía un impacto directo en las ventas de los discos físicos que comercializaban las discográficas. Desde entonces, la industria, apoyada en nuevas regulaciones, se ha empeñado en cercenar cualquier plataforma virtual libre de lo denominado como pirateo musical. En una lucha por la pervivencia. Aunque la web, como en otros negocios (el cine, ahora la literatura...) ha acabado alterando el mercado, y propiciando la aparición de nuevos modelos como Spotify. También, nuevas licencias de autor y nuevas maneras de darse a conocer de cara al público. El catálogo y las tendencias se han abierto de forma exponencial.

Ahora se ha dado una nueva vuelta de tuerca, definitiva, al control de la música en internet. Grooveshark ha cerrado, pidiendo, además, disculpas a las multinacionales, por haber hilado durante los últimos diez años un sitio virtual en el que sus usuarios podían escuchar, sin restricciones, la producción que subía su propia comunidad. Para consumir on line, y sin permitir la descarga de archivos. La fonoteca, un monstruo en el que cabían los grandes éxitos comerciales y las piezas más codiciadas por los iniciados, cierra sus puertas virtuales y confirma que hasta aquí hemos llegado. En el proceso, la música legal en formato digital se ha abaratado con respecto al CD. Y las estrellas han vuelto a la carretera...?

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