Hace mil años, dijo el sultán de Persia:

-Qué rica.

Él nunca había probado la berenjena, y la estaba comiendo en rodajas aderezadas con jengibre y hierbas del Nilo.

Entonces el poeta de la corte exaltó a la berenjena, que da placer a la boca y en el lecho hace milagros, porque para las proezas del amor es más poderosa que el polvo de diente de tigre o el cuerno rallado de rinoceronte.

Un par de bocados después, el sultán dijo:

-Qué porquería.

Y entonces el poeta de la corte maldijo a la engañosa berenjena, que castiga la digestión, llena la cabeza de malos pensamientos y empuja a los hombres virtuosos al abismo del delirio y la locura.

-Recién llevaste a la berenjena al Paraíso, y ahora la estás echando al infierno -comentó un insidioso.

Y el poeta, que era un profeta de los medios masivos de comunicación, puso las cosas en su lugar:

-Yo soy cortesano del sultán. No soy cortesano de la berenjena.

Este es uno de los relatos que forman parte del libro: "Bocas del tiempo", del escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano. Les recuerdo el título del relato: "Instrucciones para triunfar en el oficio". Se supone que ese debe ser el papel del padrino en una orla universitaria, dar algunos consejos que ayuden a los graduados o titulados para que les pueda ir mejor. Creo que a mí me ha ido bien en este oficio, pero no les estoy hablando de sueldo, ni de puestos o jefaturas, ni de famas o de provechos. Hablando de provecho les digo ya que si conocen a alguien que después de dos, tres o cuatro décadas trabajando en medios de comunicación se ha hecho millonario, tengan claro una cosa, esa persona no ha hecho periodismo. Puede haber sido traficante de información (como los que describe en su libro Pascual Serrano) o vendedor de columnas para la buena imagen del que paga o para la aniquilación del que no apoquina dinero, pero no ha hecho periodismo. Ya decía el periodista argentino Horacio Bervitsky: "periodismo es publicar algo que alguien no quiere que se sepa, lo demás es propaganda." En Canarias lo hemos vivido con algunos casos de corrupción política y empresarial. Porque siempre hablamos de los sobornados, los políticos, pero no de los sobornadores. ¿Qué periodismo hemos estado haciendo en Canarias si para entender las claves de la corrupción política empresarial en Tenerife era mejor leer la prensa de Gran Canaria (salvo la excepción de algunas emisoras y en periódicos, eso sí, de La Opinión de Tenerife que sí realizó un seguimiento de los principales casos con el apoyo de periodistas de LA PROVINCIA) y para conocer las hazañas de algunos empresarios grancanarios que han gozado de la protección y los beneficios del gobierno canario y del estatal hemos tenido que leer la prensa de Madrid?

Y ¿qué periodismo se está haciendo en España, qué informativos se están realizando si el programa de televisión que le da más dolor de cabeza al gobierno de Mariano Rajoy lo hace un humorista y el otro programa es una tertulia?

Pero sería contar la verdad a medias y por tanto, no haría un buen trabajo periodístico si solo nombro al periodismo cortesano que no se atreve a pisar los callos del poder, del poder real, o sea, del económico. En el presente me animan a seguir en este oficio las crónicas africanas de Pepe Naranjo, los reportajes radiofónicos de Nico Castellano, las buenas historias canarias y africanas de Txema Santana o las informaciones sobre corruptelas contadas en Lanzarote por Saúl García. También me anima la mayoría de la gente que ejerce este oficio porque son gente honesta, gente con la que he trabajado y trabajo estos años, algunos que tienen una gran pasión por este oficio y están aquí hoy como Ardiel Rodríguez, Elena Falcón o Begoña Ávila. Gente con una vocación a prueba de madrugones para realizar matinales radiofónicos, comida a deshoras para contar las historias en los informativos del mediodía o noches de redacción para diseñar cada día un nuevo periódico. Ellos son el presente igual que en el pasado me inspiraron los reportajes de Carmen Sarmiento, de Gunter Wallraff, el Informe sobre la Información que escribió un joven Vázquez Montalbán en la misma cárcel o las crónicas de mi ciudad de Alonso Quesada.

Y ustedes son el futuro. Hay razones para creer que este oficio es, como los versos de Gabriel Celaya, un arma cargada de futuro. Porque frente al paisaje algo gris empeorado por la estafa llamada crisis que provocó una pérdida del 35% del empleo en el sector de los medios de comunicación, frente a la enorme precariedad laboral y bajos sueldos que muchas veces provocan que haya periodistas dispuestos a practicar esa forma de suicidio que se llama autocensura. Ahora ustedes que hoy inician el camino en este oficio, tienen la posibilidad de construir un paisaje nuevo que ya no depende de unos empresarios que son dueños de una rotativa que requería una inversión millonaria, o de unos señores que logran licencias de radio o televisión si le ríen las gracias al poder político o les han patrocinado la campaña electoral. No, ahora para montar un medio son más importantes las ganas y la imaginación que el dinero. Para crear un canal en you tube o una radio o televisión por internet no hay que pedirle permiso a ningún mencey endiosado, ni a condesas ultraliberales ni a ministros discípulos de Joseph Goebbels. Por eso otro periodismo es posible y va a depender de ustedes.

El periodismo es actualidad y no podemos dejar de hablar de lo ocurrido esta semana, del nuevo disgusto que nos dio el Boletín Oficial del Estado. El fotoperiodista Txema Fernández publicó hace unos días en su Facebook una foto que realizó hace 30 años en una manifestación en Bilbao, cerca del Gobierno civil, un policía nacional bajaba de un coche patrulla y sacaba una pistola y apuntaba hacia arriba. El periodista estaba allí y captó ese momento, cumplió con su oficio. Entonces, hace 30 años, le concedieron el premio Fotopress por esa imagen. Hoy, después del 1 de julio de 2015, podrían multarlo con 30.000 euros, si le aplican el artículo 36.23 de la conocida como Ley Mordaza (¡hay que ver cómo está la inflación!, exclamó Txema). Pero estoy convencido de que si Txema se ve hoy en una situación similar volvería a sacar la cámara, y me gustaría que ustedes también reaccionen igual. Porque los gobiernos pasan, con sus niveles de mayor o menor corruptela, con sus leyes que amplían o recortan derechos, con sus medios públicos que apuestan por la información veraz o convierten en chiringuitos para salvar las empresas de los amigos, con sus ministros, consejeros o concejales preocupados por el bien común o entretenidos en el tráfico de influencia y en vetar a periodistas críticos.

Ellos pasan, pero los periodistas de verdad siguen, y no hay leyes que puedan amordazar a un periodista que ame su oficio y que tenga claro que el derecho a la información no es un regalo que nos dan los gobiernos, ni las empresas periodísticas, ni los anunciantes, y la información no es una mercancía ni una berenjena que el sultán se come o desprecia. Por eso, 28 años después de haberme sentado a realizar mi primer programa de radio en una emisora comunitaria, en radio Guiniguada, emisora que montó una asociación de vecinos a la que los medios no le hacían caso. Casi tres décadas después de hablar ante el primer micrófono en un estudio de radio insonorizado con cartones de huevo, puedo decirles que sigo creyendo en el periodismo como un oficio necesario para construir una sociedad democrática, aunque existan medios que defienden a políticos o empresarios corruptos a cambio de dinero público o privado.

Por eso, después de agradecerles que me hayan nombrado padrino de su promoción, que además lo hayan hecho en una votación entre varios candidatos, aplicando las primarias también en la universidad, les quiero pedir como primer paso que maten a este padrino y que no busquen padrinos políticos ni empresariales. Porque los padrinos provocan deudas, los padrinos se convierten en sultanes y los convertirán a ustedes en cortesanos suyos, y podrían verse manipulando las noticias sobre la berenjena según le convenga a los intereses de su padrino. Intenten desde el primer minuto casarse solo con la verdad, con los hechos y con el derecho a la información veraz. Por eso, queridos y queridas graduados y graduadas en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Laguna de la promoción 2011-2015, mi primer mensaje como padrino es: Maten a este padrino como primer paso. Pero antes de fusilarme (simbólicamente, claro) déjenme que les diga de corazón: Bienvenidas y bienvenidos, al mejor oficio del mundo.

Este texto fue leído por el autor el sábado 4 de julio en el acto de la Orla de los graduados en Periodismo de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad de Laguna de la promoción 2011-2015. Los estudiantes eligieron al autor como padrino de su promoción.