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El callejón del gato

Unió Popular de Ciutadans

No es que haya consultado el oráculo de Delfos pero el título de esta columna puede ser el avance o, al menos debería serlo, de la constitución de un nuevo partido político en Cataluña si dan un paso al frente que aúne distintas voluntades en contra de la declaración de independencia. Algunos están empecinados en considerarse mayoría, contra viento y marea, aunque la tozuda realidad les demuestra que no hay un independentista en cada catalán.

Ya en el propio título de la columna dejo entrever que se trataría de un nuevo partido de corte centrista que aglutine a los votantes y militantes de Ciutadans, del Partido Popular y de la propia Unió Democrática de Cataluña, después de haberse escindido de Convergencia en pleno rifirrafe ideológico entre Artur Mas por un lado y Duran i Lleida, por el otro.

No estaría mal que el partido de los socialistas catalanes se sumara a este proyecto para frenar primero e impedir después que Cataluña consuma la aventura de separarse del resto de España. Por mucho que algunos se empeñen en que por separado les va a ir mejor, hay cientos de razones que se pueden argumentar para que sigamos juntos dentro de la Unión Europea.

Bastante tienen en Barcelona con la Sra. Colau para convencerla de que esa ciudad es una de las punteras de Europa y no les gusta un pelo que ahora que parece que la cosa va a ir mejor vengan con experimentos que no conducen a ningún lado.

De otra parte todo este asunto no hace sino reflejar la realidad de la población en Cataluña que está dividida producto de una campaña tramposa que de forma permanente acusa al resto de España de todos los males habidos y por haber. Empezaron por falsear la historia repitiendo una y mil veces que esa parte entrañable de España no solo nunca lo fue sino que ha sido subyugada y maltratada por el resto de los españoles.

No se trata de promover ningún "cordón sanitario", por cierto muy en boga estos días, sino por el contrario, aunar voluntades para evitar que unos cuantos con engañifas produzcan un daño irreparable. La sociedad tiene y debe protegerse de manipuladores que emboscados en los valores democráticos lleven a un pueblo a la miseria económica y, lo que es peor, a la ruina social y moral.

Las personas que se sienten ungidas por no se sabe qué o quién para erigirse en guía de un pueblo suelen ser siempre gente con intereses oscuros y poco fiables. La historia está llena de personajes que han querido salvar a su pueblo generalmente con unos resultados muy poco reconfortantes.

He leído que quienes buscan la verdad merecen el castigo de encontrarla, espero y deseo que unos iluminados la obtengan a costa del noble pueblo catalán. Desgraciadamente pocas veces resulta oportuno decir la verdad. Ya lo dijo María Zambrano, "decir la verdad es imposible: o es nefasta o es inefable".

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