La celebración de matrimonios en las playas resurge de las arenas de la crisis. La ley de Costas pasa de ser rigurosa en lo máximo a hacerse flexible en casi todo. Las playas resisten: festivales musicales, carpas electrónicas y animados bodorrios. Así desde el gremio hotelero se preguntan la razón para que no se admitan hamacas cinco estrellas y se continúe con un sistema del siglo pasado, en el peor sentido de la expresión.