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La que se avecina

Angela desangelada

Angela Merkel fue en un tiempo la hija política dilecta de Helmuth Kohl quien la llamaba mein Mädchen (mi chica). Kohl fue un líder que tuvo rasgos de grandeza. Cuando tras la caída del imperio soviético, la excomunista Alemania del Este quiso unirse a la Alemania Federal -ya uno de los países más ricos del mundo-, una gran parte -la mayoría- de los alemanes federales no querían la unión (recuerdo las encuestas y hay hemerotecas). No querían que sus hermanos alemanes pobres del Este, vinieran a compartir -y disminuir- su riqueza.

La grandeza de Kohl fue llevar el difícil tema a buen término y unir ambas Alemanias en una. Algo que Angela no debería olvidar jamás, pues ella creció y se formó en la RDA, la Alemania del Este (donde fue militante obligada de la juventud Libre Alemana, las juventudes comunistas de la RDA), y debe su vida política posterior a la grandeza de Kohl entonces; a su decisión impopular -al menos al principio- de luchar por la unificación.

Ahora, un cuarto de siglo más tarde, Angela se ve en una disyuntiva parecida a la de Kohl entonces. La mayoría de los alemanes -y de su partido- no quiere que sus hermanos pobres del Sur, Grecia, vengan a compartir -y disminuir- su riqueza. No quieren realmente unirse a -ser una misma cosa con- Grecia, el hermano pobre, que además no es alemán. Y Angela, en vez de combatirlos, -o hábilmente convencerlos, como hizo Kohl- se somete a ellos.

Con la crisis griega Angela ha perdido una gran oportunidad de pasar a la historia como una luchadora por unir más a la Unión Europea. Hizo lo contrario que Helmuth Kohl hace 25 años y que la benefició a ella misma. Su estatura política ha disminuido. Ya hace tiempo que el mismo Kohl abjuró de ella: "Die macht mir mein Europa kaputt!" (¡Ella ha roto mi Europa!) Angela ha perdido su "ángel"; es una ángela desangelada.

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