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El análisis

Envite energético

El órdago lanzado por el Ministro de Energía a la sociedad e instituciones de Gran Canaria es un botón de muestra del predicamento que aún tiene la vieja política, la del chantaje, la inoculación del miedo y la mentira. Pretende hacernos creer el Ministro que, a estas alturas, el gas sigue siendo una estación racional y necesaria en la transición hacia las renovables. Y que la firme posición de la institución de gobierno insular de que el tiempo de las renovables es ya, es irracional y suicida, y dejará en desventaja a Gran Canaria frente a Tenerife u otros territorios turísticos. Una falsedad a la que se adorna con el señuelo de una inversión de 300 millones para la regasificadora, que de otro modo se perderían.

Leemos estos días que las organizaciones empresariales reclaman, con razón, un debate ciudadano sobre tan relevante cuestión. ¡Pues hágase ya! Créense los espacios y plataformas para ello. Reúnanse los informes técnicos y los argumentos. Establézcanse los medios para una verdadera implicación ciudadana. Y exíjase la transparencia y juego limpio, moralidad en los argumentos y declaración explícita de los intereses a lo que se representa, requeridos para que este proceso sea, por fin, expresión de que vivimos en una democracia genuina. Y empecemos de una vez, o mejor dicho, continuemos un debate que algunos han querido generar (véanse las continuas contribuciones al mismo por parte del actual Presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales), mientras otros han preferido ignorar, mirando interesadamente para otro lado.

Permítaseme un breve repaso a las que a mi entender son algunas de las posiciones de partida del debate. Me temo que, una vez más, las organizaciones empresariales, que no los empresarios más innovadores y talentosos, se están dejando llevar más por prejuicios poco documentados y por el cortoplacismo de los "300 millones del gas", que por lo que realmente convendría a la productividad, competitividad, equilibrio externo, potencial de creación de empleo y sostenibilidad ambiental de la economía de Gran Canaria, y de Canarias en general. Me consta, por otra parte, que un notable grupo de empresarios turísticos son conscientes de que una apuesta decidida por las renovables significaría no sólo una reducción de sus costes, sino también una oportunidad para posicionar las Islas como destino low carbon, mejorando con ello su atractivo, competitividad y sostenibilidad. Por su parte, el Ministerio y Ministro del ramo siguen a lo suyo, la defensa a cara descubierta de las intereses del cártel de la energía por encima del interés general, en línea con lo que ha sido su posición en temas como el denominado déficit tarifario, las primas a las renovables o el regalo de 3.500 millones de euros a las eléctricas por sobretarificación nunca devuelta, que ha abochornado a todo el mundo con un mínimo de ética, dentro y fuera de nuestras fronteras. Por cierto, ¿cuándo se darán cuenta los verdaderos abnegados empresarios de Canarias que sus intereses estratégicos no coinciden en absoluto con los del cártel eléctrico, con su modelo energético contaminante, caro y excluyente?

En la arena política, la renovada alianza CC-PP deja pocas dudas acerca de su intención de imponer el gas, a golpe de chantaje y endeble argumentario, eso sí, coreado por el entramado de intereses de los que ya se han repartido el negocio del gas a costa de una nueva oportunidad perdida para Canarias, poniendo una vez más de manifiesto la baja calidad de nuestra democracia. El PSC a contrapié, como ya estuvo la legislatura pasada, comulgando con ruedas de molino para no apearse del gobierno autonómico, mientras trata de mantener el tipo en la institución de gobierno de Gran Canaria. La firmeza de los otros dos miembros del pacto de gobierno insular, y sobre todo, los conocimientos, experiencia y liderazgo del Presidente del Cabildo de GC, son importantísimos activos de la opción ¡transición a las renovables, ya!, pero en mi opinión no bastan para vencer.

Es la hora de la ciudadanía, consciente de la importancia de lo que está en juego para el bienestar futuro de los isleños. También de que los medios de comunicación muestren una vez más su compromiso con la democracia dando cauce a un debate transparente y equilibrado, por encima de cualesquiera otros intereses de parte. Resumo los que creo podrían ser los términos de un debate social clarificador: i) ¿Es técnicamente factible una transición energética en pocos años hacia un modelo de clara hegemonía de las renovables en la producción (eólica, solar y geotérmica, sobre todo) y almacenamiento para la estabilización del sistema eléctrico (Chira-Soria y otros), con esfuerzos en ahorro y eficiencia, redes distribuidas, descentralización (geotérmica de baja temperatura y solar térmica para ACS y climatización), dejando a las convencionales, renovadas y flexibles, el papel de complementar y estabilizar en última instancia el sistema eléctrico?; ii) ¿Representaría este modelo con clara hegemonía de renovables una opción más segura y eficiente (menor coste por kilovatio hora producido) que el modelo actual y aún que el representado por el gas?; iii) ¿Qué modelo energético generaría más y mejores oportunidades de empleo para la ingente población juvenil cualificada y desempleada de Canarias, en la construcción y mantenimiento de sistemas, y en la producción de la energía requerida?; iv) ¿con cuál de las alternativa energéticas en liza Canarias lograría proyectar una imagen internacional mejor alineada con el desafío global de mantener bajo control los efectos del cambio climático, fortaleciendo su posicionamiento como destino turístico socialmente rentable, comprometido con la sostenibilidad y con el bien común de los ciudadanos de las Islas y de la comunidad global?

Una parte importante de la documentación científica y técnica necesaria para dar respuesta a estas cuestiones ya ha sido generada. Se tienen buenas estimaciones de los costes de las diferentes alternativas. También de la contribución de cada una a las emisiones que aceleran el cambio climático, e incluso conocemos la disposición a pagar de los turistas por políticas de mitigación del cambio climático, así como la influencia de éstas en la imagen y probabilidad de elección del destino. La intensidad y tipología del empleo que podría crearse con cada una de las diferentes soluciones tecnológicas, es también conocida. Hacer circular resultados inteligibles de esta documentación y animar la generación de debate social en torno a la misma, es lo que toca. Desde luego sin excluir una consulta a la ciudadanía que pesara en la decisión final.

Finalizo proponiendo a la sociedad grancanaria responder al órdago del Ministro con un envite, con dos variantes. La primera: si lo que le preocupa son los intereses de los grancanarios y no engrasar las puertas giratorias entre la política y la economía que tanto daño han hecho a la democracia en este país, ¿por qué no se compromete a aportar los famosos 300 millones a la opción que elijan los grancanarios después de un debate bien informado sobre los pros y contras de las diferentes alternativas? La segunda: o si lo prefiere, guárdese los 300 millones, comprométase públicamente a no poner impedimentos injustificados a que la sociedad e instituciones grancanarias hagan la transición a las renovables que auguro desean, sin pasar por la estación del gas, y emplacémonos dentro de, pongamos, 8 años, a evaluar con indicadores objetivos de progreso económico, social y ambiental los logros alcanzados, comprometiéndose a aceptar su derrota si los indicadores de Gran Canaria mejoran a los exhibidos por quienes hayan seguido, con su ayuda de 300 millones, la senda del gas. ¿Lo acepta?

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