Hace días, se celebró la fiesta de Nuestra Señora la virgen del Carmen, de la cual soy muy devoto. Y por esto creo que podría ser muy interesante que se recuerde un acontecimiento muy emotivo o milagroso que me contaron de niño. Ocurrió en la zona de levante durante la fatídica contienda nacional, que tantas desgracias causó en España.

Este hecho sucedió cuando las tropas nacionales entraron tras vencer en la zona de Valencia y Castellón. Hicieron muchos prisioneros y de estos, a aquellos que se habían alistados de forma voluntaria, se les condenaba a muerte. De los prisioneros condenados a muerte hubo uno que era del pueblo de Burriana, y el día antes de su ejecución se puso a cantar:

Adiós mi Virgen del Carmen,

adiós Burriana querida,

ya no te volveré a ver,

nunca jamás en la vida.

Este canto lo oyó un jefe del cuartel al mando, que era de Burriana y ferviente creyente de la Virgen del Carmen. Se acercó al reo y le preguntó si era de Burriana y si creía en la Virgen del Carmen.

El preso le contestó que creía con toda su alma. Estas palabras le salvaron la vida. El jefe del cuartel interfirió para que le perdonaran la pena de muerte.