O eres el mejor o eres el más barato", parecen decirnos los jóvenes que siendo los mejor preparados de los últimos tiempos rozan la marginalidad arrastrados por la crisis.
Podríamos llenar esta página, por ejemplo, de estadísticas sobre cómo y por qué se encuentran los menores de veinticinco años con una tasa de más del cincuenta por ciento con una mano sobre otra.
Si evitamos tópicos ¿es verdad que son los mejor formados? ¿Qué se entiende por joven? Porque aquí parece que los jóvenes como concepto llegan hasta cumplir los cuarenta.
Por primera vez los jóvenes de hoy en día van a vivir peor que lo hicieron sus padres, a pesar de que muchos viven a costa de ellos. La crisis ha cambiado el escenario, y en consecuencia el proceso de emancipación.
Lo de estar como sus padres cincuenta años hasta jubilarse en la misma empresa y en la misma ciudad como que se ha terminado; tendrán que acostumbrarse a cambiar de empleo y de ciudad como lleva ocurriendo bastantes años en los países europeos de nuestro entorno.
La imagen que se esta dando de la juventud es tan negativa que ser joven como valor en si mismo comienza a ser una carga a la hora de encontrar empleo. No se pueden instalar en una incompetencia confortable a base de ayudas que te impiden desarrollar un proyecto de vida por no saberse buscar los garbanzos como lo hicieron las generaciones anteriores.
¿Qué esperan de la sociedad? La mayoría, producto de una bajada de exigencia por parte de la universidad con problemas para encontrar un camino para salir adelante como ocurre, por ejemplo en Gran Bretaña o Alemania.
Las generaciones siguientes, posiblemente fruto de la movilidad que se esta produciendo ahora, en general van a considerar que salir, irse a Europa, va a ser lo mismo que quedarse en su país de origen.
Afortunadamente ya se esta viendo que no todos los jóvenes quieren ser funcionarios como ocurría hasta hace bien poco por aquello de la seguridad, pero, ¡ojo! no todo el mundo puede ser emprendedor y crearse una expectativas fuera de la realidad que nos circunda. Es más, ser emprendedor no es montar una cafetería en la esquina, que también, sino aportar innovación e investigación.
Hoy en día lleva más tiempo ser joven de lo que se esperaba, personalmente ya no soy tan joven como para saberlo todo.
Y termino con un reflexión: a menudo se echa en cara a la juventud el creer que el mundo comienza con ella. Cierto, pero la vejez cree aún más a menudo que el mundo acaba con ella. ¿Qué es peor?
