La Provincia - Diario de Las Palmas

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Cartas a Gregorio

Manuel Ojeda

Por las calles de Madrid

Querido amigo, tremendo cabreo el que se ha cogido don Alfonso Ussía, actual columnista del diario La Razón, al saber que doña Manuela Carmena, Alcaldesa de Madrid, quiere cambiar el nombre de las calles que, según su criterio, corresponden a colaboradores del régimen franquista, y más concretamente la dedicada a su abuelo materno Pedro Muñoz Seca, escritor y autor teatral. Muñoz Seca, creador de La venganza de Don Mendo, su obra más célebre y de las más representadas en el repertorio del teatro español, fue fusilado en 1936 por el Frente Popular.

La farándula política española, tanto de la izquierda como de la derecha, tiene por costumbre homenajear a sus acólitos dedicándoles una calle que les inmortalice, trato de favor del que, llegado el momento, ellos mismos esperan disfrutar.

Y así nos va, hoy vivimos en la calle Santiago Carrillo y mañana podríamos vivir en la calle Blas Piñar y no es nada personal pero, se siente uno un poco implicado, ¿no crees?

También hay otra posibilidad, que es lo que han hecho en algunas calles de nuestra ciudad: recordar en la misma rotulación el nombre que tenía la calle anteriormente. Lo malo es que, al paso que vamos, el rótulo iba a ser más largo que la calle...

Por cierto, Gregorio, recuerdo que cuando José Manuel Soria era Alcalde de Las Palmas, decidió alejarnos lo más posible de "las calles del pecado", como Aguadulce o Molino de Viento. Y es que aquello se había convertido en un paseo desde donde se podía contemplar, cómodamente sentado al volante de tu coche, a las señoritas ligeras de ropa que se ofrecen por todas las esquinas o desde sus bonitos locales iluminados en la intimidad de luces de colores. Pero el Alcalde optó por llenar la zona de guardias y cambiar las calles de sentido, lo que complicó de forma definitiva el paseo en coche de nosotros pecadores.

Creo que, por tan piadosa labor, sería de justicia dedicarle al menos una calle del lugar como, por ejemplo: "Calle Alcalde Soria, antes Callejón de las chapas..."

Lo que pienso, Gregorio, es que, para acabar con esta ridícula polémica, las calles no deberían tener nombres sino números, como las casas, así sería más fácil encontrar la calle 125 que estará, naturalmente, a continuación de la 124.

Si el Ayuntamiento de Madrid, ahora bajo la responsabilidad de partidos de izquierda, quisiera ser verdaderamente coherente, como ateos que se declaran tendrían que cambiar todas las calles que tienen nombres de santos, de lo contrario, esto seguirá siendo una cuestión de intereses políticos tan arbitraria como se quiera.

Mientras tanto, continuaremos viendo pasar a chulapas y chulapos por el Ayuntamiento de la Villa y Corte, y con ellos irán bailando por sus calles los distintos nombres de un mismo chotis... por las calles de Madrid.

Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.

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