No voy a decir que lo que ocurre este verano en Canarias es debido al cambio climático; no lo sé, pero es alarmante lo que ocurre a nivel planetario. Y el mayor indica- dor de que el clima está cambiando aceleradamente, gracias a nosotros, es Obama. El presidente de los EE UU está preocupado por las anomalías que se producen con la emisión de agentes tóxicos.
Cuando el gobierno americano estornuda, a todos les entra la tos. E intentan maquillar las cifras de polución para seguir el dictado del emperador.
Aunque hay otros imperios donde no se lo toman tan en serio. China o Rusia no están dispuestas a seguir una política que no marcan ellos y que se la imponen, como a todos, con la mediación de la ONU.
Que aquí estemos en julio o agosto, con alguna lluvia que se concentra en goterones, ha ocurrido otras veces y en las medianías y cumbres agosto refresca el rostro en condiciones normales. Pero están ocurriendo hechos, débilmente perceptibles, que apuntan a un nuevo ciclo que es responsabilidad nuestra.
Y podríamos empezar por no consumir energía producida por los yacimientos fósiles y con el sentido común entrar de lleno en la era de las renovables. Las Canarias producen un beneficio de un 8% del total de Endesa en España. Y solo invierte un 1%. El kilovatio hora cuesta unos 239 euros con las eléctricas, y se podrían reducir hasta unos 90 euros con el aprovechamiento de nuestras energías limpias.
Lo tenemos todo a mano: un alisio que siempre sopla y refresca este erial que estamos dejando. Un mar que sufre como pocos, nos ofrece su fuerza oscura y directa. Y nuestro subsuelo es rico en energía susceptible de utilizarse con procedimientos de geotérmica. Ahora mismo, en la isla de El Hierro la central hidroeólica Gorona del Viento, produce el 100% de la demanda de energía de la isla. Si esto es posible en la isla herreña -con energías renovables-, también es viable exigirse que toda Canarias cuente con su sustento energético limpio.
Puede ocurrir que la niebla que espesa las fachadas de las casas y esconde los árboles y ahuyenta a los animales sea algo normal y recurrente, pero no lo tienen tan claro los más sabios del lugar, que también son los más viejos: las señas están cambiando, dicen, y ya no saben si el maguén esta floreciendo porque viene un año de agua o está apresurándose para no quedar-se sin flor en medio del desconsuelo.
Llevamos años con el tema de las renovables, las cifras cantan solas y tenemos muchos especialistas de las universidades canarias, avalados con estudios técnicos serios, que ven estos recursos más que suficientes para un futuro sin carbón, petróleo o gas. Tenemos la sacrosanta responsabilidad con el planeta y con los que en estos momentos nacen a un mundo que debemos dejar como cuando llegamos, que no es mucho.
