La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sociedad y justicia

Soria, perdóname?

En cierta ocasión, por mera egolatría y electoralismo -que suelen ir juntitos de la mano-, José Manuel Soria, Presidente cabildicio a la sazón, hizo lo posible e imposible por traerse a Gran Canaria, subrepticiamente, es decir, calladito, sin dar cuenta a nadie, ni tan siquiera "a los suyos" de la Corporación insular que presidía, de su decidido propósito de traerse a esta isla los restos mortales de Don Benito Pérez Galdós que, por voluntad del finado, reposaban en el Cementerio de la Almudena, en Madrid, en unión de los de varios familiares fallecidos posteriormente.

La administración del camposanto había decidido depositar todos los restos juntos, con muchísimos más, en la fosa común, ya que por el transcurso de los 99 años, desde su inhumación en el panteón familiar, se daban las circunstancias para que así fuera, por decisión de su familia madrileña, lo que sibilinamente quiso aprovechar Soria, al conocer la situación por un pariente del finado, ofreciéndose al mismo para hacerse cargo de todos los gastos a fin de trasladar sus restos mortales a Gran Canaria, de suerte que todos quienes quisieran pudiesen visitar su panteón -gracias a Soria, naturalmente... hombre dotado de fina sensibilidad?- aunque fuera contra la voluntad de nuestro paisano, quien siempre quiso reposar eternamente en el famoso cementerio madrileño.

De buena se libró Soria, ya que, con independencia de las justas críticas ciudadanas por su descarado electoralismo, de vivir aquel gran Obispo que fue Don Antonio Pildain y Zapiain, habría sido incluido también, con otros de mayor categoría política que aquel, mejores que él en la lista negra episcopal?..

En aquella ocasión, en un artículo publicado en este mismo medio, califiqué de "desalmada" la decisión de no dejar en paz a los muertos alterando la paz de los mismos por mero interés político de carácter demagógico y electoralista, por lo que en el primer encuentro que casualmente tuvimos, Soria me reprochó con cierta acritud, el adjetivo por mí empleado de igual forma que yo le había reprochado en un artículo sin menos soberbia que la que es habitual en él y que en ocasiones tanto le pierde, aunque las tenga ganadas, su despropósito político galdosiano.

Por fortuna, tras diversas gestiones -en las que yo permanecí siempre entre bambalinas-, sin dar la cara para que por razones partidistas el Alcalde de Madrid, a la sazón Ruiz Gallardón, absteniéndose de intervenir no facilitara la censurable acción a Soria, se logró de aquel no solo que se comprometiera a construir a costa del Ayuntamiento madrileño ya citado una tumba adecuada a la categoría de nuestro paisano, quien aun mereciéndolo, no llegó a obtener el Premio Nobel de Literatura.

El caso es que el Gallardón, tantas veces criticado por mí como Ministro de Justicia, entre otras cosas por su insensibilidad, jamás me lo ha reprochado cuando siendo Ministro nos hemos encontrado, aunque siempre he percibido su desinterés por mi persona. Al contrario que José Manuel Soria, sin perjuicio de sus reproches por lo escrito sobre los restos de Don Benito y él, no solo por mi calificativo, que fue lo único que alegó, -y que reconozco nunca debí haber calificado así una decisión suya- sino porque, aunque nada me dijera, desde aquí colaboré con algunos personajes del Ayuntamiento de Madrid para "aguarle la fiesta".

Por lo tanto ruego hoy de corazón a Don José Manuel Soria, pese a haber sido el canario que menos ha hecho por nuestra tierra desde que ostenta en el poder en la Capital del Reino (denominación que no le gustará un ápice, dado que ha dicho ser republicano?), que me perdone por este criterio mío, pero sobre por todo haber llamado aquel día "desalmada" a su reprobable tentativa. No solo perdón, sino mil perdones. Créame el paciente lector que lo digo con la mayor de las sinceridades.

Lo que no quiere decir que en un próximo artículo no pueda llamarle mentiroso.

(*) Ex Presidente de la Comunidad Autónoma de Canarias

Compartir el artículo

stats