Salud es calidad de vida y de hecho, las corporaciones locales invierten un gran esfuerzo en actividades de salud pública y de promoción de la salud, pero la coordinación para sumar esfuerzos es, en general absolutamente insuficiente. El Servicio Canario de la Salud por otro lado también realiza actividades de prevención y alguna de promoción de la salud pero de forma insuficiente y fragmentada - agravada por la situación de subfinanciación y reducción de plantillas y de recursos- acompañándose de una deriva de la Atención Primaria de Salud cada vez más clínico-asistencialista, menos comunitaria y alejada de la filosofía y estrategia que dio origen a la Atención Primaria de Salud y que la propia OMS trata de rescatar, a nivel mundial, con su informe sobre la salud en el mundo del año 2008; "La Atención Primaria de Salud más necesaria que nunca".
Por otro lado, y quizás por falta de conocimiento o probablemente por constituir una responsabilidad muy compleja cuando "no se les invita a la mesa", los Cabildos Insulares y Ayuntamientos de Canarias han renunciado desde la creación del Servicio Canario de la Salud a ejercer la competencia fundamental que le dio la Ley General de Sanidad de 1986 y la Ley de Ordenación Sanitaria de Canarias de 1994, para su participación a través de los Consejos de Dirección y de Salud de las Áreas y de las Zonas Básicas de Salud, en la planificación y gestión del sistema público de salud. Ahora más que nunca este sistema público de salud, como parte fundamental de nuestro Estado de Bienestar necesita cambios, que lleva precisando hace más de quince años, para asegurar su sostenibilidad y probablemente su rescate de la onda neoliberal que está deteriorando todos los sistemas de protección social en Canarias como en los países del Sur de Europa. Y no se trata de una cuestión técnica, porque sabemos lo que hay que hacer, sino eminentemente política, aunque también financiera.
Porque, todo hay que decirlo, hasta ahora esta materia entre la planificación, la gestión participativa y la participación social en el sector salud, tampoco ha estado "de verdad" en la agenda política de los partidos con representación en el Gobierno de Canarias, porque no saben, no quieren o no pueden. Pero a diferencia de otras legislaturas, en esta que comienza se habla más que nunca de la democratización de la democracia y ahí es donde la sociedad civil a través los movimientos sociales, ciudadanos y actores sociales adquieren una mayor significación, que entre todos debemos poner en valor, ya que estaremos contribuyendo a colocar a la persona en el centro de la vida política y social de los compromisos de acción de los gobiernos locales y autonómico.
En consecuencia, estoy de acuerdo en que es necesario colocar en la agenda política ese pacto ciudadano y social que nos permita conocer para poder contribuir a mejorar y defender, la salud de nuestra población y al sistema sanitario público, de las políticas de ajuste estructural impuestas por el neoliberalismo imperante en Europa, en España y Canarias en particular. La condición de eficacia para lograrlo es la unidad de acción y la instalación de una estrategia para la gobernanza democrática del sector sanitario, socio-sanitario y para la salud mental, por ubicarlo en el ámbito operacional de la sanidad, que no es otra cosa que desarrollar ese pacto que ha sido suscrito de forma amplia por las fuerzas políticas y sindicales de Canarias antes de las elecciones del 24 de mayo y, de alguna forma, por el acuerdo de gobernabilidad del actual Gobierno de Canarias.
(*) José J. O'Shanahan Juan es responsable de la Cátedra Unitwin-Unesco de Investigación, Planificación y Desarrollo de Sistemas Locales de Salud de la ULPGC, excoordinador del III Plan de Salud de Canarias y expresidente de la International Association of Health Policy
