La Provincia - Diario de Las Palmas

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La ciberesquina

Cruzar sin móvil (por favor)

Hará un poquito menos de un año que la ciudad china de Chongqing fue objeto de un novelereo digital importante. La urbe, una gran desconocida en el occidente popular, aglutina a una población de más de treinta millones de habitantes. Allí, en el interior de la China profunda, fueron noticia por poner en servicio un carril de peatones exclusivo para los usuarios de los smartphones. Para que circulen bajo su propia responsabilidad ante el evidente riesgo de tropezón o despiste y suceso consiguiente.

Chongqing, cerrada al extranjero hasta el Siglo XX, ha experimentado un rápido desarrollo industrial, y hoy se enfoca a la producción de tecnología. La multitud que la habita, en la onda contemporánea, tira lo suyo del móvil: mucha gente mirando su propia pantalla en pleno tránsito por tremenda capital. La metáfora viene dada para explicar cómo atendemos cada vez más las urgencias digitales, por encima de las analógicas. Y nos dibuja un futuro de ciudades recorridas por zombies internautas, conectados incluso durante el paseo, vaya usted a saber de que nuevas maneras.

El efecto comienza a generar iniciativas públicas inimaginables hace unos pocos lustros. En marzo, el Ayuntamiento de Valencia lanzaba una campaña para evitar los crecientes atropellos de enganchados al smartphone: Peatón, aparca el móvil. A este nivel de distraimiento de lo tangible llegamos. Wassapeo desmadrado, y más. Donde primero lo averiguaron fue en Estados Unidos: varias de sus principales ciudades se convirtieron en las primeras en poner en marcha acciones de concienciación sobre el uso de los dispositivos en la vía pública.

Un estudio de las Universidades de Bath y Texas revela que los peatones que caminan atendiendo su móvil lo hacen a un paso más lento y corto, cierto, pero son capaces de sortear obstáculos en el proceso. Lo cual no deja de otorgar una falsa sensación de confianza. Atendiendo a la estadística... En Uruguay, por ejemplo, los viandantes distraídos con su smartphone han aumentado en un 15 por ciento los sucesos mortales de tráfico durante los últimos cuatro años.

No solo es la mensajería o las redes sociales lo que nos quita la atención en el móvil. En España, un veinte por ciento de los transeúntes fallecidos en accidentes iban hablando por teléfono o escuchando música. Pero lo cierto es que ceder nuestra capacidad de atención a la pantalla portátil es ya mucho más que un hábito: se ha consolidado como una pauta social que incluso empieza a demandar una regulación. Y que tiene un impacto directo en nuestra buena educación de toda la vida. Esto es, interrumpir una conversación offline para entregarse a una contestación online. Incluso comenzamos a sentirnos violentados si alguien nos interpela mientras manejamos el celular. Qué grosería. Ahora bien, que no se olvide: lo que interrumpe el messenger puede ser un camión.

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