Llega la prueba del algodón político. De los que hablan, hacen discursos (ministros, diputados, senadores, concejales...) y después viajan en primera clase y dejan la clase turista para el pueblo soberano. Cristóbal Montoro descubre la pólvora a estas alturas de la película del siglo XXI. Que se saquen billetes con antelación y que los altos cargos viajen en clase turista. Por aquí hay ejemplos de señorías que les encanta la primera clase. Ojo al dato.