Ahora que se acerca el primer aniversario de la muerte del obispo Ramón Echarren no faltan movimientos diocesanos en parroquias ni aniversarios clericales. También surgen los rumores de ángeles de que puede haber un sacerdote grancanario señalado en una terna al episcopado. La inteligencia diocesana, con generaciones formadas y estudiadas en Roma, está preparada para las más altas responsabilidades. Y nunca es tarde.