La Provincia - Diario de Las Palmas

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Solo un minuto

¡Muchas gracias!

Amigo Lucas, hoy te cuento que fue preciosa ayer tarde la hora y media que pasé en la iglesia de la Concepción de Jinámar celebrando con los amigos mis 50 años de primera misa. Sí, ayer fue aniversario de aquel célebre 22 de agosto del año 1965. Te puedo decir que aunque el pueblo de Jinámar no me vio nacer, sí me vio crecer a partir de los tres años siendo ese el lugar donde poco a poco Dios me fue llamando y me pescó para ser un día cura. Oye, te aseguro que crecí entre piconeras cazando conejos y pájaros junto a plantaciones de algodón, entre higueras, naranjos, y parrales rodeado de millo y de tomateros y huyendo siempre de las terribles y quemonas tabaibas de las que tanto habla el padre Báez en sus escritos diarios deseando quemarlas a todas para siempre por su efecto dañino, cosa que todavía por ignorancia no ve nuestro Cabildo canario, poco ducho en agricultura... Pero te puedo decir que lo que aun hoy más recuerdo de aquel tiempo es la gran Sima de Jinámar a donde fui muchas veces a tirar piedras escuchando su retumbar cuando ellas iban llegando al fondo... De paso te puedo decir que aquella sima tuvo y tiene todavía historia por ser el lugar donde en la época franquista se arrojó a personas sólo por tener ideas diferentes, sí, eran unos brutos animales de la época de los que todavía quedan algunos hoy día. Oye, te cuento que, siendo yo pequeño, encontré un día una llave de casa en el borde de la misma Sima, no dudando que ella era de alguna persona que fue lanzada en aquel agujero lleno de maldiciones.

Te prometo que un día rezaré en el mismo lugar una misa por los que allí murieron injustamente. Ah, decirte que si eres amante de lo nuestro debes saber que también aquel lugar de la Sima posee el único endemismo exclusivo del municipio de Las Palmas de Gran Canaria donde crece el Lotus kunkelii o hierba muda, bautizada así por su descubridor, el botánico alemán Günther Kunkel.

Amigos lectores-as, hoy les confieso que fue algo grande celebrar ayer con muchos amigos el 50 aniversario de mi primera misa, aquella que hice un 22 de agosto de 1965. De verdad que recé a gusto por el cura párroco D. José Pérez Mendoza, gran hombre de Valleseco que me llevó al seminario. Desde este minuto les puedo decir que el pueblo de Jinámar tiene historia para escribir un buen rato, no sólo por ser llamada en el 36 Rusia la Chica, sino por sus tierras donde se destacaba siempre la finca del Conde y otras como la finca de Juan Ascanio, la de Luis Navarro, la de Luis de la guardia, la del Cortijo de S. Ignacio y la finca de Gallego donde, antes del año 40, había en el lugar un cuartel de aviación...

Amigo Lucas, sí, ayer lloré emocionado recordando a D. José Pérez Mendoza que fue el cura que me llevó al seminario. De verdad que el tío era un todo terreno formando a mucha gente en la escuela que había hecho junto a la Iglesia. Ah, también te digo que aun recuerdo al profe Sr. Manzano y al gran Panchito Torres que vivía en Lomo Pelado, aquel que habilitó la cocina de su casa para tener una escuela donde cabíamos unos 20 pequeños que íbamos de mañana a aprender su sabiduría admirando siempre el arte que tenía el tío de fumar con su histórica cachimba que un día le quitó y la destrozó con rabia su alumno Luis de la Guardia. Sí, aquel gran hombre fue quien nos enseñó con paciencia a sumar, a restar, a multiplicar y a escribir. Amigos lectores, termino dándoles las gracias con motivo de mi aniversario y recordando con emoción a amigos de aquel tiempo: Juanito el pastor, Pepito María el taxista, Juanito Fleitas, Pancho el Burro, Tomasito el Panadero, Mariquita la del teléfono, Pablo Marichal, al amigo mudo Isaac que tocaba las campanas, Manolito el Chícharo, aquel que vendía picón, Salvadorito el Barbero, Juanito el Guardia, Alfredo el Sastre, Pepe Fleitas y los hermanos Rivero que con su bar, cerca de la iglesia, alegraba bien de mañana a muchos bebedores que acudían a la misa dominical...

Amigos de este minuto, gracias por la oración que hagan a Dios Padre por mi primera misa, y por las de mis compañeros Diego Monzón y Vicente Santana y también por la que hizo en el año 52 en Jinámar D. Juan Ramírez, que fue profesor mío de teología y que desde joven fue canónigo de la Catedral... y también por la de José Antonio Socorro Valido que cantó su primera misa en el mismo lugar en el año 90.

Amigos, termino dando millones de gracias a los lectores del diario LA PROVINCIA, a mi familia y a todos los amigos que ayer rezaron por mis 50 años de primera misa y me animaron a seguir remando hasta que Dios Padre me llame a gozar con Él para siempre, cosa que espero que no sea muy tarde para no tener que molestar mucho a compañeros que se han quedado caminando con una teología lejana al pueblo y para no tener tampoco que incomodar a amigos médicos del Doctor Negrín y del Hospital Insular donde hago revisiones con más frecuencia desde que vine de Mato Grosso, Amazonas, Brasil.

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