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El análisis

El sionismo y los nacionalismos

El asunto del veto racista al cantante Metisyahu figurará en los anales del antijudaísmo militante, para vergüenza de España. En realidad, no de todos los españoles pues al menos los dirigentes de Podemos y de IU siguen apoyando la censura al cantante americano por no querer hacer una declaración política a su gusto. Por ahora también se ha sumado a la judeofobia, lo adornen como lo adornen, la banda valenciana La Gossa Sorda, lo de "banda" puede tomarse como una certera polisemia, que no actuará en el festival Rototom Sunsplash si lo hace Matisyahu. No aclaran si es porque el americano no acredita "pureza ideológica".

Probablemente estos grupos que apoyan el BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones a Israel) hasta convocarán una manifestación espontánea para boicotear al cantante, si canta. No es probable tampoco que, en literal aplicación de la disparatada Ley de Memoria Histórica, se autocensuren, pues no en vano Franco hablaba de conspiraciones judeo-masónicas, y es bien sabido que todo lo que no fuera proclamado por el Frente Popular primero y los compañeros de viaje de los comunistas de Carrillo después, debe ser erradicado. Pero hay gentes que odian la libertad de expresión de los demás. Hasta la censura es progresista, siempre que la impongan ellos. Y han dejado claro que Metisyahu no es uno de ellos, de los de la banda.

Si alguna vez le pidieran actuar a Marta Sánchez en un festival español, los organizadores se tentarían la ropa y las subvenciones, dada la ideología de estos políticos y músicos tan amigos de censurar a los demás y enemigos de todas las guerras. Antes ella debería renegar de sus actuaciones en la fragata Numancia durante la Guerra del Golfo para los soldados españoles. Allí la envió Felipe González para levantar el ánimo de los combatientes con su canción Soldados del amor.

Pero en una nación como es España, plagada de nacionalismos más o menos excluyentes, aunque todos ellos potenciando las diferencias e inventándose una historia mítica para justificar lo que no necesita justificación histórica, resulta chocante que se utilice con tanta frecuencia la palabra "sionista" como un insulto y la "antisionista" como un mérito. Y por desgracia, esto es general, está presente en la derecha de manera vergonzante y en la izquierda, sobre todo en la ultraizquierda, de forma militante y agresiva, como han demostrado reiteradamente.

Si se recurre al DRAE, la palabra nacionalismo se define en la última edición con dos entradas. Una, el "sentimiento fervoroso de pertenencia a una nación y de identificación con su realidad y con su historia". Y la segunda, "ideología de un pueblo que, afirmando su naturaleza de nación, aspira a constituirse como Estado".

Si ahora se busca, con perdón, el término sionismo aparecen también dos acepciones. La primera, "aspiración de los judíos a recobrar Palestina como patria". Y la segunda, "movimiento internacional de los judíos para lograr esta aspiración". Es sabido, aunque no para todo el que prefiere eslóganes frente a realidades históricas, que el sionismo es un movimiento político internacional que aspira al restablecimiento de una patria para el pueblo judío en la Tierra de Israel, donde no sean perseguidos por el mero hecho de ser judíos.

Si se sustituye en esta definición del sionismo la palabra "judío" por catalán, vasco o gallego y la de "Palestina" por Cataluña, País Vasco o Galicia, ¿pueden encontrarse diferencias conceptuales entre nacionalismo y sionismo? Si es así, ¿por qué se considera a un judío que aspira a no ser perseguido y a vivir en paz en su tierra como un peligroso criminal?

Ninguna otra cosa cabe esperar de nuestro larvado antijudaísmo, tan visceral como irracional, cuando hasta en la emisora pública RNE, en el programa A la Carta del pasado fin de semana se acusó a los judíos de promover el satanismo con un "documentado informe" titulado Desde el Infierno - El pueblo judío: Propagador del culto de Satán.

En resumen, de forma incomprensible aunque real a fuerza de repetir y repetir, se ha logrado inculcar en las mentes de muchos conciudadanos el antijudaísmo militante. El espíritu del panfleto Los protocolos de los Sabios de Sión, es repetido en muchos medios de comunicación. Otros tantos tertulianos y políticos en sus mítines y arengas, esconden su pelaje judeofóbico con el término de sionista, dicho como un insulto aplicable a unas personas malas malísimas, que en sus ratos libre se dedican a chupar la sangre de los niños.

Muchos en la ultraizquierda apoyan la causa de la actual Palestina, la de Fatah, y la de Gaza, de los terroristas de Hamás, sin otra razón que el antijudaísmo. Olvidan o pasan por alto que ambas entidades son hoy enemigos irreconciliables y que se están matando entre sí, mientras en paralelo también los masacran los sirios, egipcios y jordanos.

Olvidan también que el Estado de Israel nació con el apoyo y el beneplácito de la por entonces Unión Soviética, no de los Estados Unidos. No es casual además que una gran parte de la población judía en Palestina fuera de origen ruso y aledaños, que habían huido de las persecuciones y cruentos pogromos, primero de los zares y después de los sóviets, en especial del camarada Stalin. ¡Las vueltas que da la vida, qué flaca es la memoria o gorda la desgana!

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