La Provincia - Diario de Las Palmas

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Diez años sin Nacho Jiménez Mesa

Cómo pasa el tiempo. El pasado lunes, día 24, se cumplieron diez años del fallecimiento de Juan Ignacio Jiménez Mesa, amigo, compañero periodista y condiscípulo en la Universidad de La Laguna. Cuando Nacho se graduó en Periodismo, con el número uno de la promoción, el catedrático José María Hernández-Rubio, amigo común y profesor de la entonces sección de Periodismo de la Universidad de La Laguna, me dijo: "Nacho está llamado a ser uno de los mejores articulistas de España". En ese entonces, Jiménez Mesa contaba sólo 21 años, simultaneaba los estudios de Periodismo y Derecho en la Universidad, y aún tenía tiempo para ejercer las funciones de corresponsal de LA PROVINCIA en Tenerife y de realizar colaboraciones en el Centro Emisor del Atlántico de Radio Nacional de España cuando la emisora tenía los estudios cerca del puente Galcerán de Santa Cruz de Tenerife. Destacó como excelente estudiante, de mente lúcida, listo, despierto a la hora de asimilar conocimientos, de carácter abierto y comunicativo, cualidades de líder, lo que fue siempre en el Colegio Mayor San Fernando, en la Universidad y, posteriormente, en el periódico LA PROVINCIA, no sólo como corresponsal en Tenerife sino luego como redactor y jefe de la sección local (años 1970-75), redactor jefe (1975-76), subdirector (1976-77) y director de Diario de Las Palmas (1977-78), desde donde dio el salto a las gerencias de Editorial Prensa Canaria, primero, y Editorial Prensa Ibérica después. Años más tarde asumió la dirección de la delegación en Las Palmas de Antena 3 Televisión. Siendo redactor de LA PROVINCIA fue distinguido con el premio nacional de Periodismo Conde de Guadalhorce.

Retirado del periodismo activo, Nacho Jiménez Mesa nunca abandonó el contacto con el público lector. Sus colaboraciones diarias Contracorriente, en LA PROVINCIA-Diario de Las Palmas, lo colocaron en un elevadísimo grado de estima y prestigio ante el público lector, por la agudeza del enfoque de los temas, el interés y trascendencia que los mismos alcanzaban, el análisis exacto, frío, nada estridente, de crítica aguda y con exquisito lenguaje, fluido y castizo, en estilo diáfano, donde nunca hubo sinuosidades, ni púas, sino sencillez y recato, sin alardes de ningún tipo en el análisis diario que hacía de la situación política y social de la actualidad insular, regional, nacional e internacional. Yo fui siempre puntual lector de sus artículos, admirador incondicional, además de compañero y amigo.

Aún no había transcurrido media hora que había leído su último artículo, "Proclamas y calenturas", en el Contracorriente de LA PROVINCIA, cuando mi hijo Juan Francisco -también periodista y jefe de Deportes de Cope Gran Canaria- me dio la noticia, que acababa de escuchar por la radio. Incrédulo fui y lo comprobé en Internet. La primera reacción fue de dolor y tristeza inenarrables; inmediatamente me puse delante del ordenador a escribir unas líneas, aún sin sobreponerme de la sorpresa por la muerte del compañero desde los años de nuestra juventud universitaria, convertida con el transcurrir del tiempo en amistad sincera, respetuosa y afable. Nacho representa sin duda uno de los valores más notables del periodismo canario. A los diez años de su muerte, su recuerdo, su vida y su obra continúan presentes.

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