La Provincia - Diario de Las Palmas

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Opinión

Nuevos y viejos tiempos

Sonó la campana, y después de que una relación de imberbes e inexpertos canteranos amarillos encogió hasta el 1-0 asustando al Atlético de Madrid de las bravuras del Cholo y la presencia de su voluminoso segundo, nos llega el Levante de Valencia, quien después de los muchos revolcones de la modestia, está con nosotros por segunda vez en la alta categoría.

La anterior, en 1964-65, fue de empate y victoria canarias. Y menos mal, porque poniéndole añoranza a la cosa digo yo que la U.D. exhibía una despampanante y aún no del todo explotada alineación , que ni siquiera con todo el capital que pueda movilizar Miguel Angel Ramírez o cualquiera otro Florentino actual, habría suficiente para agrupar alineados a 0regui, Aparicio, Tonono, José Luis, Castellano, Guedes, Vegazo, Gilberto I, Germán, Lizani, León y además Correa, que fue añadido a la segunda vuelta.

¡Que pena siente uno por los que se fueron, y qué alegría para aquellos que aún pueden estar con nosotros prestando atención y abrazando este recuerdo!.

Pero el primer contacto de encuentro Levante -UD Ls Palmas no fue éste, sino antes, en mayo de 1959 , fuera de liga ¡y de promoción¡. Perderla significaba el descenso amarillo.

Vi y transmití el primer partido desde el Vallejo; un campo pegado a la estación de ocho líneas de vía estrecha con permanente entrar y salir de trenes. Tan juntos estaban campo y estación que se oía más el pitido de los trenes eléctricos, que el silbato arbitral del campo de juego, junto, además, al acelerado tac-tac de los espectadores presentes allí, y de miles de oyentes canarios de Radio Atlántico aquí.

Así lo intentaba aclarar en aquellas difíciles transmisiones que muchos viejos como yo habrán de recordar, especialmente esa que ¡oh exaltaciones futbolísticas, si son sentidas, dentro o fuera del aún llorado Insular, no nos matan de puro milagro!.

Tuvo emoción, dureza y tangana final por la importancia del triunfo. Así se conocieron estos equipos. Bueno pues, entre pitos y flautas el grancanario dirigido por Jesús Navarro Mazotti ganó allí media vida. 1-2, con goles de De Mola, el del pelo engominado, y Larraz, el Pibe de Oro (dos argentinos más a quienes tener guardados como notables amigos en la historia de nuestro fútbol). La vuelta en el Insular terminó 1-1, con gol del palmero Macario.

Los componentes de aquella determinante alineación amarilla fueron Pepín; Pantaleón, Beltrán, Marcial; Torres, Villar; Larraz, Parodi, Loret De Mola, Felo, Macario y Naranjo, en la vuelta.

Aunque han pasado ya tantos años, vale recordarlo para avivar añoranzas de los aficionados canarios que lo oyeron y hasta lo vieron, porque seguro que alguno tan cargado de años como yo queda aún de entre aquellos que guardaban su puesto barato jugando a la baraja sobre los anchos escalones de la grada de La Favorita que daban la cara al sol de las tardes en que se jugaban los partidos del Insular.

Es inolvidable y ya irrepetible la emoción de cuantos queden todavía y que jugaron aquellas jornadas como Marcial, Felo, o Macario, que lo tendrán presente en su memoria.

Recuerdo a viejos amigos de colegio y juventud del poblado marítimo valenciano, que cada vez que venía el Levante en segunda ¿lo harán ahora? aprovechaban de acercar la visita o el saludo de admiración y afecto al isletero Sinforiano, histórico y ejemplar victorista quien después de la guerra quedó en Valencia y con el sobrenombre de el Canario ganó fama y admiración en las filas del Levante.

Ellos y hasta mi padre, Jaime Calabuig Burguete, se quejaban de que sólo por una vez coincidieron Levante y Las Palmas en primera división, pues bien, ya han vuelto a encontrarse. El domingo se ven a cero. Todos están aquí en pie para ver al Levante en primera división, y yo mismo acostumbrado como estoy tantos años (desde 1944) a comer gofio; de ser esposo de canaria y padre de cinco isleños, comparto ahora esta parranda amarilla muy cargada de emociones: ¡la U.D. Las Palmas ha vuelto!.

En mi caso lo celebro como nadie. Es la sexta vez que vivo y comento el ascenso de un equipo que interpretó hazañas tan rápidas y espectaculares, como fueron las de salir de la nada, y llegar al firmamento del fútbol nacional hasta hoy en que vuelve a sus altares.

Gracias a ello relaté una montaña de partidos por radio y por televisión , y escribí crónicas de Las Palmas, Levante, Tenerife, Valencia y de donde fuera sin que se notara ni un fruncir de ceño o acento agrio, ni herir con el escrito o la palabra. Hasta transmití como queda escrito una promoción a tumba abierta Levante-Las Palmas que ganaron estos amarillos que hoy, a bombo y platillo, vuelven con mérito y orgullo a la división de honor.

Hasta cogotazos somos capaces de darles si por ñangas o fragilones se desentienden del deber y compromiso que tienen otra vez ante dos millones de paisanos con 20.000 socios entre ellos.

Seguro que serán generosos al aplaudir su entrega profesional hasta cuando se pierda. Así que... ¡a la tarea!.

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