Si hay un mito sobre salud al que le va a costar morir es este: "hay que beber ocho vasos de agua cada día". Simplemente no es verdad. Eso dice el Dr. Carroll, profesor de Pediatría en la Universidad de Indiana, en un reciente artículo publicado en The New York Times. No hay ninguna ciencia que justifique que haya que beber esa cantidad de agua al día. Es un timo. Como también es un timo que las leches, alimentos infantiles, yogures, huevos, galletas, raciones de pollo y pavo y hasta palitos de pescado enriquecidos con ácidos grasos omega-3 sirva para algo. Como tampoco sirven para nada ciertos derivados lácteos que se anuncian en los medios de comunicación, a los que se prestan conocidos personajes de la farándula española, bien untados de dinero hasta el gorro, y en los que se airean los beneficios milagrosos contra enfermedades inventadas del tracto digestivo, del cerebro, de la piel y del envejecimiento prematuro. La dieta saludable está inventada hace muchos siglos, y hoy, gracias a las investigaciones de expertos nutricionistas, entre los que hay varios españoles, sabemos que hay alimentos que son más saludables que otros. Pero ni el yogur ni el aceite de oliva se compran en las farmacias ni pretenden ser medicamentos.

Cada verano una infinidad de anuncios publicitarios inundan a la población con informes sobre lo peligrosa y omnipresente que es la deshidratación. Estos informes y campañas publicitarias han creado un miedo en niños y adultos sanos haciéndoles ver que la deshidratación ha alcanzado proporciones epidémicas. Pero seamos críticos. Desde hace más de una década se han publicado cientos de artículos científicos sobre el mito (o timo, tiene las mismas letras) de beber dos litros diarios de agua para prevenir la deshidratación. Yo mismo he escrito en esta columna sobre la estupidez de algunas etiquetas en botellas de ciertas aguas minerales que hablan de lo natural, diurética, digestiva e ideal para el riñón que es su agua embotellada. Pero este verano he vuelto a percatarme que tanta ciencia no ha valido para que la gente deje de preocuparse por esta falsa "epidemia".

Es muy posible que la fuente de este mito fuera la lectura incompleta (o malintencionada) de una recomendación que hizo en 1945 el Consejo Nacional de Investigación de EE UU que decía que la gente necesita de 2 a 2 litros y medio de agua al día (el equivalente a un mililitro por caloría de comida). Pero olvidaron leer o citar la siguiente frase de esa recomendación en la que se especifica que "la mayoría de esta agua está contenida en las comidas". El agua es parte sustancial de las frutas y verduras. ¡Más del 85% del contenido de manzanas, naranjas, fresas, melón, pepinos, pimientos y lechugas es agua! Incluso el 85% del contenido de la papa cruda es agua. El agua es la mejor bebida pero no es la única fuente de hidratación. Está en los jugos, en la leche, en refrescos, en la cerveza, en el té, en el café. Y antes de que alguien piense que el café deshidrata, los estudios dicen que eso tampoco es verdad. No tenemos que tomar toda el agua que necesitamos a partir de bebidas. Tampoco tenemos que estar tan preocupados con no sentir nunca sed. El cuerpo humano está diseñado para avisarnos que hay que beber, mucho antes de que estemos realmente deshidratados.

Contrariamente a todas las historias que puedas escuchar, no hay ninguna prueba científica de que beber más agua de la necesaria tenga algún efecto beneficioso en gente sana. Ni te pone la piel más hidratada, ni te hace sentir más sana, ni te quita las arrugas de los años. Sin embargo, en algunas circunstancias (como por ejemplo para el tratamiento y prevención de algunos tipos de cálculos renales, o cuando se practica actividad física excesiva o si vives en climas muy calurosos), se recomienda aumentar la ingesta de líquidos. Pero la mayoría de la gente (al menos en España) bebe suficiente agua, y en algunos casos, más que suficiente. No hay una regla general sobre qué cantidad debemos beber cada día. Esa cantidad difiere en cada persona según lo que coma, dónde vive, cuál es su masa corporal, en qué trabaja o qué hace en cada momento. La gente desconoce que existe un peligro potencial por beber demasiada agua. La intoxicación por agua es una emergencia clínica que puede costarte la vida. Se produce cuando los riñones son incapaces de eliminar tanta agua (en forma de orina), lo que provoca que haya una mayor dilución de la concentración de sodio en la sangre. Este año, uno de mis amigos tuvo que ingresar en una Unidad de Cuidados Intensivos por intoxicación por agua y bajos niveles de sodio en sangre. Casi la palma.

En un país donde la gente vive más años que nunca y donde existe mayor acceso libre de agua que en toda nuestra historia, no es verdad que la mayoría de niños y adultos estemos deshidratados, como insisten muchas multinacionales del negocio del agua y otras bebidas. El mensaje es claro: bebe agua u otro líquido cuando estés sediento, no porque creas que debas beber porque sí. Buen día y hasta luego.