Se ha dicho hasta el hartazgo que el vía crucis de Tsipras a manos de la troika de Schäulbe y Merkel es un aviso para navegantes -de izquierda- en el Eurogrupo. O sea, para Podemos: "Si hacen lo mismo que él -ir contra la austeridad-, les espera lo mismo que a él: el potro de tortura. Aquí mandamos nosotros, que tenemos el dinero. Se hace lo que decimos. Y si no... water-boarding con los bancos como a Tsipras, y a otra cosa, mariposa". El mensaje es obvio y claro como la bíblica escritura en la pared. Pablo Iglesias debe estar observando muy atento.
Sobre uno de los últimos acuerdos -la "capitulación" de Tsipras- Yanis Varoufakis ("El tercer rescate de Grecia está diseñado para fracasar", El País, 2 de agosto) dice: "Una de las falacias.... es presentar este pacto entre Atenas y los acreedores como una alternativa al plan de Schäuble. No es así: el acuerdo es parte del plan de Schäuble?. El Plan de Schäulbe es imponer la troika en todas partes. En Madrid y en Roma. Pero especialmente en París".
Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, Pablo...
Z La hidra
Según el economista francés François Morin (en su libro La Hidra Mundial, el Oligopolio Bancario, Lux Editeur) "la hidra mundial es un conglomerado de 28 bancos coordinados entre sí -interconectados- que manejan el mercado cambiario, las tasas de interés, crean los productos tóxicos por los cuales luego pagan los estados, o sea, los ciudadanos, influyen en las políticas económicas y modelan las democracias a su antojo".
La única solución sería ir a un nuevo planteo económico mundial, un nuevo pacto de Bretton Woods. Recordemos que del original de 1944 (impuesto por USA en vez de la propuesta de Keynes, que hubiera impedido -creo yo- crisis como la griega) surgió el FMI y, mutatis mutandi, el BCE. J. M. Keynes ya no existe -murió en 1946- pero sí los neokeynesianos como Stiglitz y Krugman, ambos ganadores de sendos y muy merecidos premios Nobel en economía.
Z Impuesto al valor de la Tierra
Stiglitz y Krugman son contrarios a la austeridad y verían con buenos ojos propuestas alternativas, hasta como -especialmente Stiglitz- el impuesto a la renta del suelo, propuesto ya por Henry George hace más de cien años. Argumenta Stiglitz que un "land value tax" -impuesto al valor de la tierra- ataca directamente una de las más acuciantes causas de desigualdad.
Los economistas hace tiempo que favorecen este impuesto porque no distorsiona los incentivos; la oferta de tierra es básicamente fija, finita. Y la tierra no se puede ocultar en paraísos fiscales. Desde la perspectiva de la eficiencia impositiva, el impuesto al valor de la tierra supera al mismo IVA.
Pero además es muchísimo más justo, pues lo pagarían sólo los ricos propietarios (cuyos terrenos ganan en valor debido al esfuerzo de toda la sociedad y no al de ellos) y no los pobres consumidores -o sea, todo el mundo de a pie- como el IVA.
El impuesto al valor de la tierra, si finalmente se llegara a aplicar en Europa, podría ser una punta para resolver la madeja económico-política que tiene atada, enredada, a la UE (al menos al Eurogrupo, como se vio con la crisis griega). Por empezar disminuiría el permanente crecimiento -exageremos: casi canceroso- del IVA, impuesto impopular, e injusto si los hay. Y hasta podría llegar a suplantarlo. Veremos... Quizá el impuesto al valor de la tierra sea capaz de cortar las siete (según François Morin son 28) cabezas de la hidra.
