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El análisis

La educación como proyecto de vida

Sigue pasando el tiempo y todo parece que sigue igual y si me apuran, peor que antes, pues la inercia genera inmovilismo y retroceso. Todos somos conscientes de que los tiempos que vivimos son trepidantes, las metas que antes nos fijábamos ya no se pueden utilizar como modelo a alcanzar, hay que buscar nuevos paradigmas que nos puedan ayudar a fijar un nuevo rumbo que genere estabilidad para toda la sociedad.

Cualquier situación externa nos afecta y está demostrado que estos cambios, pueden hacer tambalear los principales pilares que sustentan nuestra sociedad, lo que antes era blanco, ahora se difumina y depende de los ojos con que los mires, todo es cambiante, nada es inmutable, pero nuestra mente y nuestra sociedad parece que no quieren entender este proceso afecta a la totalidad de los seres humanos.

Las personas atendiendo a esta nueva realidad debemos y tenemos que ser conscientes de la situación y prepararnos para todo lo que nos viene y la mejor manera para atender esta circunstancia, es proveer a nuestros hijos de la principal herramienta que les ayudará a nadar en esas aguas turbulentas en las que nos estamos moviendo en estas últimas décadas y dotarlos de algo inmaterial y vital, que ha hecho que a lo largo de la historia, los seres humanos hayamos podido evolucionar y adaptarnos a los cambios en función de las necesidades, ese útil al que me refiero, es la educación y la formación permanente. Está claro, que por mucho que hayamos estudiado durante nuestros años de vida, nunca estaremos los suficientemente preparados, siempre hay que mirar hacia adelante, buscando la superación personal, teniendo en cuenta lo que hemos dejado atrás.

Es triste que tengamos que alcanzar una edad determinada, para darnos cuenta del tiempo perdido, por no haber aprovechado las oportunidades que podían suponer un nuevo proceso de aprendizaje, que de forma inconsciente nos habían inculcado ir siempre sobre lo seguro y no salirse de la idea preconcebida.

Hay que inculcar a las familias, que deben elegir el mejor proyecto de vida para sus hijos, y no solo en cuanto al ámbito de la educación y cariño que reciben desde la casa, sino también a los centros educativos en los que estudian.

Los colegios no deben ser simples guarderías en donde se recogen a los niños durante unas horas al día, teniendo en cuenta, que en la mayoría de los casos, están más tiempo despiertos con sus profesores en el centro, que con sus familias, y que ese periodo debe aprovecharse para cambiar todo lo que hasta la fecha se ha estado haciendo mirando modelos del pasado, con unos proyectos vivos que asuman las necesidades reales de la sociedad, con equipos comprometidos con las necesidades reales de la educación y de cada alumno, dando ejemplo permanentemente a sus alumnos y familias.

Es muy fácil decirlo, comentarán muchos, pero la realidad es que con tanto pesimismo, lamentándonos de los problemas y las presiones externas, jamás lograremos cambiar este modelo caduco, que solo genera insatisfacción, inadaptación e infelicidad a nuestros hijos cuando salen del mundo universitario para afrontar la realidad de su futuro.

En educación, la cuestión no es tanto de acumulación de conocimientos, para competir a ver quién sabe más a partir de una nota, sino de enseñar a desenvolverse y a trabajar la información para transformarla en conocimiento necesario permanente, y menos hoy en día cuando tenemos una herramienta como es internet, que lo tiene todo. ¿Me quieren decir de qué nos sirvió estudiar aquella interminable lista de Reyes Godos, o la de las comarcas de toda España?, ¿qué sentido lógico tenía?, algunos es posible que dijeran que eso hacía ejercitar la memoria, pero yo les digo que aprender no tiene por qué significar sufrimiento, educar conlleva esfuerzo, constancia, interés, perseverancia y deseo por mejorar y eso es algo que se puede inculcar desde la familia y entornos próximos al niño, como es el colegio y su equipo de personas que requieren de todo el apoyo y no de las críticas que no sean constructivas.

Recordamos aquello de que "somos lo que vivimos", no podemos seguir dejando que nuestros hijos carezcan de los útiles necesarios para afrontar el mundo que se les viene encima, es preferible ayudarles a forjar un camino de forma segura, autónoma, con el manejo total de los idiomas como si fuera el materno, en donde sepan expresarse con fluidez en público defendiendo sus propuestas e ideas, que sepan trabajar en equipo, asumiendo sus responsabilidades y que ello no suponga ningún sacrificio, evitemos que sufran preparándolos desde la infancia, haciendo que valoren de forma positiva el proceso de aprendizaje, sobre todo es una cuestión de cambio de actitud y predisposición por parte de todos.

Por supuesto que esto que yo planteo, es una labor de conjunto de toda una sociedad comprometida, en donde las familias tienen un papel fundamental con sus intervenciones y decisiones con los hijos, en donde no pueden haber intereses partidistas, y que por supuesto se debe producir un gran pacto de Estado sobre educación, en el que intervengan todos sus protagonistas, no los políticos de turno, para que se cambie definitivamente nuestra visión de la educación permanente como forma de vida para todos los miembros de la sociedad.

Hay muchos que asocian la frase de "educación como proyecto de vida", en el ámbito espiritual, yo esa faceta la dejo para los religiosos y especialistas en ver más allá de la realidad, para mi es algo más tangible y necesario, que es nuestro día a día y el futuro que les espera a nuestros hijos.

¡Pongámonos las pilas ya!

(*) Asesor-gestor-formador educativo

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