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Opinión

Un canario andaluz

Cada vez que leo o escucho de mis jóvenes compañeros algo del fútbol pasado que yo conociera en presencia, me invade la sensación de la más dulce añoranza, incluso ahora cuando ya solo escribo de cariño por lo que escribo, y no solo gratis, sino también agradecido y sabedor de que nunca llegaré a pagar los placeres, risas y llantos que hablando o escribiendo para los demás, me proporcionó esta bendita profesión en la que fui, entre otros compañeros, nexo informativo de prensa, radio y televisión entre Islas y la Península.

Todo eso ahora en que retornados a la Primera División llegan los jóvenes y rescatan del pasado viejos sucesos que despiertan y reviven escenarios de los veteranos. ¡Gracias! ¡Qué alegría!

Eso es lo que venía haciendo meses anteriores José Miguel Santana -que tampoco es un niño- rememorando inolvidables partidos, o lo que impulsó Paco Cabrera de esta misma casa haciendo un repaso cariñoso de la vida y muerte de un jugador de buena casta de la UD llamado Calixto. Murió no hace mucho en Huelva donde vivía desde hace años después de haber pasado por varios equipos peninsulares y hasta uno extranjero, sin desteñirse, porque ya antes de fallecer a la orilla del primer remojón colombino, afirmó que nunca dejaría atrás su amor a Huelva, ni a su condición de español y canario.

Gracias Paco Cabrera, gracias porque con justicia pasaste el plumero sobre uno de los infinitos recuerdos que van enmoheciendo el polvo del tiempo, como sucede cuando desde la Primera División venimos respirando aires de años pasados.

Murió Calixto del que Paco Cabrera nos explicó, con pelos y señales, detalles casi olvidados hasta por los más veteranos.

Contaba más o menos lo que era aquel, modesto y callado, trabajador y entregado, rabioso y responsable, largo, duro y seco.

Y quiero añadir más porque solo con recordar aquel puesto que ocupaba Calixto despierta historia pasada y querida.

Jugaba como defensa en la UD, desde noviembre de 1960 en Segunda División, cosa que ya es honor y lo es en mayor medida para él y la historia de la UD desde que su entrenador, Casimiro Benavente (23-4-61), hizo debutar cerca a la zona de Calixto a alguien de Tamaraceite que comenzó a marcar un segundo arranque de ser lo que el club amarillo fue y está intentando volver a ser con Paco Herrera al utilizar cuantos canteranos aparezcan mereciendo tener cancha

Y, ¿a quién hizo debutar Benavente?, -dirán ustedes- Pues -respondo yo- al entonces simple cadete en campos de tierra llamado Juan Guedes, quien de haber debutado 14 días antes hubiera sido contra el Levante, ese rival que abrió la Liga en nuestro estadio.

Contaba este Calixto en su vida andaluza el orgullo que sentía porque aquel debut de Guedes se produjera junto a él.

Y no para ahí la historia que arrastra y coloca tras de sí el recordado defensa fallecido, sino que en la temporada siguiente Calixto aunque por poco o tiempo antes de irse él al Huelva aún vivió aquí como entre el cielo y el paraíso cuando Paco Campos, entrenador sustituto de Benavente, dispuso dar la rienda suelta del debut a Tonono, ese aruquense que tanto nos hizo escribir a todos al cumplirse los 40 años de su muerte. Ahora todos pendientes de cómo respiran en Vigo los canteranos junto a los que ya tienen las espuelas afiladas. El último contacto con el Celta tuvo sus más y sus menos. Siendo grandes de Segunda forzaron al último sorbo de Copa a un Primera que acababa de estoquear al Barcelona. Y ahora , siendo pibes de Primera no se sabe qué serán capaces de dar o recibir. Pero seguiremos pensando que esto de poner la cara y sentir la gloria de quienes aun siendo modestos hicieron algo por la UD es algo que llega seguro al corazón de quienes le siguen y ayudan. Para ellos y porque la ayudaron a conseguir tienen y disfrutan la Primera División. Está completamente segura hasta el mes de mayo. Luego... Luego ya veremos.

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