Hoy más que nunca recuerdo ese viejo proverbio que dice: "Dale un pez a un hombre y comerá un día, enséñale a pescar y comerá siempre". Se utilizaba como eslogan publicitario para intentar ayudar al Tercer Mundo. Pero las cabezas pensantes que gobiernan nuestro primer mundo decidieron modificarlo por este otro: "A una persona que pasa hambre, dale un Kaláshnikov y erradicará el hambre (y las bocas)". Y así lo hicieron. Pero lejos de acabar con el problema, les explotó encima. Hace falta ser muy miserable para quejarse del incremento de inmigrantes, mientras les están

vendiendo armas sofisticadas para que se aniquilen más rápido en sus países de origen. Bin Laden, el Estado Islámico... Occidente les abasteció para luchar contra el comunismo y luego se rebelaron mordiendo la mano de su amo. Es de obtusos tropezar dos veces sobre la misma piedra. ¿Ahora la gente huye de la guerra y se presenta en nuestras fronteras? ¿Ahora en Europa proliferan como champiñones grupos de extrema derecha? Lógico, ¿qué esperabais? Si ves un enjambre de abejas pasa de largo, no le des con un palo. Hemos cabreado a mucha gente durante décadas, es de hipócritas tirar balones fuera, todos tenemos parte de culpa porque a nuestros dirigentes los hemos puesto ahí nosotros. Pero todavía estamos a tiempo de poder evitar el mayor Genocidio del siglo XXI. Volvamos a repartir cañas en vez de drones y tanques; enseñemos a pescar en vez de a matar, sin incitar al odio entre diferentes culturas. ¡Mandemos de una vez al paro a los señores de la guerra! ¿Sería posible un mundo así? Soy un iluso.