El Club Baloncesto Gran Canaria abre una nueva era. 52 años después de su fundación en las canchas del Colegio Claret, la entidad estrena presidente: Miguelo Betancor, árbitro de referencia en la historia del baloncesto español y hombre ligado al mundo de la canasta desde su infancia. Toma el relevo en el cargo de Joaquín Costa y suma su nombre a una lista de mandatarios en la que, después de medio siglo de canastas, victorias, derrotas, alegrías, miles de horas de trabajo y tras mucho esfuerzo, figuran personas ilustres del basket insular como Pepe Moriana, Lisandro Hernández y Agustín Medina. El nuevo dirigente recoge una institución que goza de buena salud, tanto a nivel deportivo como económico. El Granca, durante los últimos 30 años, ha militado durante 25 temporadas en la ACB -máxima categoría nacional- y, a base de una labor ejemplar y metódica, se ha convertido en uno de los equipos de referencia del país tanto fuera como dentro de las canchas. El reto, ahora, es mayúsculo: mejorar algo que presenta un buen funcionamiento.

Jugadores como Willie Jones, Berdi Pérez, Gregg Stewart, John Morton, Berni Hernández, Shaun Vandiver, Bernard Hopkins, Jim Moran, Sitapha Savané, Roberto Guerra, Marcus Norris, Mario Fernández, Carl English, Joel Freeland, Jaycee Carroll, Tomás Bellas, Xavi Rey, Javier Beirán o Brad Newley, entrenadores como Manolo Hussein, Pedro Martínez, Salva Maldonado y Aíto García Reneses y ejecutivos como el propio Berdi Pérez o Himar Ojeda han aunado, durante las tres últimas décadas, empeño y talento para llevar al Granca a la élite del baloncesto europeo. Habitual en el Playoff por el título de la Liga Endesa y aspirante permanente a aparecer en las fases finales de la Copa del Rey, el equipo claretiano ha logrado, desde 1985, convertirse en una especie de 'matagigantes' capaz de hacer morder el polvo a transatlánticos como el Real Madrid, FC Barcelona, Baskonia, Joventut, Estudiantes o Unicaja, colarse en las semifinales de las principales competiciones nacionales y asomarse a su primera gran final: en mayo peleó con el Khimki de Moscú por el título de la Eurocup.

Es imposible entender el crecimiento deportivo del CB Gran Canaria sin una solidez económica. Y ahí, en la parcela financiera, es imprescindible subrayar el apoyo firme y decidido del Cabildo -propietario de la entidad desde junio de 1992-. La Corporación insular, durante los últimos 23 años, se ha convertido -con la inyección de una cantidad generosa de millones de euros durante cada campaña- en el soporte de una institución que ha enderezado su rumbo presupuestario durante el último lustro. Ahora mismo es un ejemplo en el deporte profesional español: paga a sus profesionales y proveedores y supera con nota las auditorías de la ACB y la propia administración pública. Si Lisandro Hernández fue capaz de asentar al Granca -un club con estructura de patio de colegio- en la ACB, con Agustín Medina -y la inestimable colaboración de Paco Rodríguez en materia económica- la entidad claretiana tomó rumbo, que se ha mantenido firme en los últimos años bajo la presidencia de Joaquín Costa y el trabajo en la gerencia de Alberto Miranda, hacia un objetivo que aparece en el horizonte como algo innegociable: la autosuficiencia financiera.

Justo ahí aparece el principal desafío para Miguelo Betancor y su equipo de trabajo: rebajar la aportación económica del Cabildo en los presupuestos anuales del club sin que el Granca pierda potencial deportivo ni, muy importante, su esencia. Si en 2011 la administración pública cubrió el 61% de los ingresos de la entidad claretiana, la previsión para el curso 2015-16 fija esa contribución en 16 puntos menos: un 45%, cifra que aún anda lejos de las pretensiones de la corporación insular. Ángel Víctor Torres, vicepresidente y consejero de Deportes del Cabildo, así lo recalcó en la rueda de prensa celebrada el pasado miércoles y que sirvió para presentar el nuevo proyecto. "Se pretende que el club [el Granca] se entregue a la sociedad y que la entidad dependa menos de lo público", advirtió el dirigente del PSOE.

Y para cumplir con ese desafío, Miguelo Betancor ha diseñado una hoja de ruta en la que el CB Gran Canaria se entregará, sin reservas ni ambages, a la gente. El reto es convertir a la entidad claretiana en un instrumento para el desarrollo integral de la sociedad de la Isla, como apuntó Antonio Morales -presidente del Cabildo-. Se buscan abonados que sean algo más que ocupantes de una butaca, cada 15 días, en el Gran Canaria Arena y pasen a formar parte de foros de reflexión en los que puedan aportar su talento, ideas o trabajo para mejorar una institución que, en los próximos años, utilizará sus propios activos -personal e instalaciones- para crecer a partir de varios puntos cardinales: el deporte base, la integración, la educación, la salud y la nutrición como hábitos de bienestar, la proyección turística, los valores sociales y la mezcla con los 21 municipios de la Isla.

El Granca, como advirtió Miguelo Betancor, tal vez no se proclame campeón en las próximas temporadas, pero aspira a ser el mejor en muchas cosas para convertirse en algo más que un simple club de baloncesto.