La Provincia - Diario de Las Palmas

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Aula sin muros

Noticias sobre el sexo

A resultas de años de represión que terminó, en parte, con la llamada época del "destape" y luego la "apertura", todo lo relacionado con el sexo se hipertrofió de modo que lo que era frustración de la libido reprimida devino en quererlo abarcar todo y, en algunos y algunas, comportamientos insanos más cerca de la adicción que de un encuentro gozoso entre dos personas que se quieren. Viene a cuento con, al menos, dos noticias de este último verano que han llamado mi atención y que no me resisto analizar. Una en la que una empresa de preservativos a través de una encuesta, posiblemente interesada, da cuenta de que los canarios son los primeros en practicar el sexo.

En la muestra elegida los encuestados responden a hábitos sexuales relacionados con el sexo virtual o a través de las redes. En ella se deja entrever que este comportamiento adelantado en deseos de encamarse viene determinado por el gen o la naturaleza de ser isleño. De inmediato surgen explicaciones que apuntan, por ejemplo, a la de vivir una región subtropical que puede asimilar la conducta sexual de los isleños con la fogosidad de las mujeres y hombres del Caribe. Se puede admitir que hay similitudes en aspectos que se refieren, por ejemplo, al carácter y el léxico, por razones geográficas, históricas de cultura, emigración y parentesco. No tanto en las costumbres sexuales habida cuenta de que, en tiempos de la emigración canaria a regiones del Caribe, fueron muchos hombres de las islas los que se olvidaron de sus mujeres canarias por beberse los vientos y algo más al sentirse atraídos por la mirada y el contoneo de una mulata o trigueña hija del mestizaje. La explicación que daban a la sufrida mujer isleña era que su marido fue objeto de un sortilegio o embrujo por algo que le metieron en el café o una copa de ron en una noche de parranda. Pero hay más porque tanto la mujer como el hombre canario han recibido la influencia, por no decir que han sido víctimas de la educación represiva en lo sexual impuesta por la Iglesia y las instituciones proclives, en otro tiempo, a la censura de todo lo que atentara "contra la moral y las buenas costumbres". De otra parte la encuesta de referencia se centra, parece ser, en comportamientos virtuales relacionados con las redes. Es por lo que lo que mide no es precisamente los hábitos sexuales de los canarios, sino la afición en tiempo y contenidos a conectarse y sentir el impulso del sexo a través de un plasma. Tampoco creo que mida el estilo de enamoramiento de los canarios dado que el sentimiento amoroso o develo del uno por el otro no siempre está relacionado con el deseo de encamarse con cualquiera en una noche de efluvios o farra descontrolada. La segunda noticia es global y parece de mayor peligro por la ambigüedad y las falsas expectativas que puedan despertar en las mujeres. El invento viene de Estados Unidos en forma de píldora. La vende la empresa que la publicita como una autentica revolución en el comportamiento sexual para la mujer que hace olvidar las conclusiones de sesudos estudios sobre el sexo de los humanos de Master y Johnson o el informe Hite. Se trata de una píldora, una especie de viagra femenina, que aumenta el deseo sexual del, hasta hace bien poco, llamado sexo débil. De ahí el peligro. La manía de explicar e incidir en la conducta a través de la química como manera de domeñar la conducta sin tener en cuenta que no todo está en los genes ni es producto de la herencia.

La susodicha pastilla que, por cierto, no tiene visos de ser aprobada su comercialización en la Unión Europea, nada tiene que ver con su homóloga masculina. Mientras que la del hombre influye en el riego sanguíneo del miembro masculino, en la mujer afecta a un órgano tan primordial y sensible como lo es el propio cerebro donde hierven, en incesantes conexiones, cien mil millones de células nerviosas. Se trata de la dopamina utilizada como neurotransmisor activador en caso de estados de melancolía o depresión. "Más madera" para los que reivindican, sin faltarles la razón, la situación de dependencia y victimización histórica a la que ha estado sometida, en siglos, la mujer en razón a su género. En este sentido la gragea milagrosa parece desterrar el viejo comportamiento de pasividad, poca creatividad y dependencia que la mujer ha tenido en nuestra cristiana y tantas veces pacata cultura occidental. Ni que decir tiene que el deseo, más comercial que otra cosa, de incitarla a ejercer un comportamiento más cerca de, poco menos que nifómana que de un sano erotismo, no tiene ningún fundamento científico. Tanto el deseo amoroso como el sexo tienen significados que no proceden solo de la química. Todo lo contrario. Más bien el hervor de las neurohormonas está relacionado con los estímulos y signos derivados de un contexto y de la presencia sugerente que despierta el otro. Por eso, para desmontar mitos que llevan a la equivocación tanto en las encuestas que intentan mostrar a los canarios dotados, por naturaleza, de una propensión a ser seres especialmente sexuados como el invento de laboratorio de la empresa americana, nada mejor que recurrir a la vieja y sana receta experimentada por tantos y tantas que no está en su ánimo de dárselas de poetas: la mejor dosis de dopamina que anticipe el encuentro de dos seres que se atraen consiste en una cálido abrazo, con un vaso de vino, el rumor de las olas y la luna rielando en un mar en calma.

stylename="050_FIR_opi_02">fjpmontesdeoca@gmail.com

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