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Cartas a Gregorio

Manuel Ojeda

Si jo fos català

Querido amigo, si yo fuera catalán y estuviera convencido de que Cataluña es la comunidad que puede liderar la economía de España, intentaría que esa hegemonía se reflejara en la dirección económica y política de todo el país, en lugar de pretender reducir mi territorio a una minipatria anacrónica a la cola de poder integrarse en la Unión Europea.

Mientras el voto catalán se hacía necesario para la gobernabilidad del país, sus gobernantes se limitaron a sacarle jugo, cuando tendrían que haber apostado por un todo más ambicioso y conseguir que Cataluña en particular y toda España en general se consolidara como el país grande que merece ser en Europa.

La grandeza está en la amplitud de miras y no en egoísmos miopes. No es de extrañar, entonces, que el centralismo que ellos mismos ayudaron a construir a base de extorsiones se muestre ahora contrario a sus pretensiones de independencia, en primer lugar porque a España no le interesa prescindir de una parte de su territorio en el que ha invertido tanto o más que en otras comunidades y tiene su derecho a rentabilizarlo, sino porque supondría renunciar, entre otras cosas, a las actuales fronteras francesas y, tal como quedarían las relaciones, el nuevo estado catalán se convertiría en un vecino incómodo para el desarrollo comercial entre España y sus socios de la UE.

No se puede estar solo para lo bueno y que después, cuando has sacado provecho y te consideras autosuficiente, no te interese participar en el proyecto de este país.

Pero si Cataluña no ha sabido hasta ahora hacerse con las riendas de España, es que no tiene capacidad ni voluntad para hacerlo. Este es ya el quinto intento de los dirigentes catalanes por independizarse, los cuatro anteriores fracasaron y, si esta vez tampoco lo consiguen, saldrán con las manos vacías y el rabo entre patas. Eso es, posiblemente, lo que conseguirá el gobierno de Artur Mas y los independentistas de Cataluña, y todo puede acabar en otro fracaso y una nueva frustración para los catalanes.

La idea de independencia no ha nacido espontáneamente del pueblo catalán, sino de la propuesta de unos políticos que, amparados en nacionalismos trasnochados, intentan arrastrar al pueblo llano con un discurso fácil cargado de populismo, que tira más del corazón que de la lógica y la razón. Con ello solo pretenden erigirse en héroes inmortales para la posteridad...

Quién sabe cuál de las dos partes es la más responsable en este eterno desencuentro pero lo cierto es que España sería más catalana si Cataluña fuera más española y viceversa.

Hoy, cuando todos los países quieren unirse política y económicamente, la idea de desmembrar un Estado parece al menos inoportuna, si no una frivolidad del presidente Mas.

No sé lo que van a conseguir, Gregorio, pero lo que ya han conseguido es abrir una herida entre los españoles que tardará mucho en cicatrizar.

Un abrazo y hasta el martes que viene.

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