La Provincia - Diario de Las Palmas

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Parque Insular sin sombra

En febrero pasado escribí felicitándonos todos porque por fin se había abierto al público nuestro Parque Insular. Ello ha sido posible gracias a las autoridades, las asociaciones de vecinos de Alcaravaneras y Ciudad Jardín, vecinos y otros medios.

Titulamos este escrito Parque Insular sin sombra, porque el paseo circular de unos 300 metros hecho para correr o caminar, que circunda el parque, no tiene árboles que le den sombra, por lo que en épocas estivales se pasa calor; (por ejemplo, el Parque Romano lo ha resuelto bien con flamboyanes, lo que podría repetirse aquí). Esta muy bonita la jardinería que Parques y Jardines ha plantado con una gran variedad de flores, que en estos meses embellecen y cubren cada vez más el recinto. No me gusta la decoración, pero al ser esto subjetivo no diré nada más.

Creo conveniente hacer un breve recordatorio de cómo se ha llegado a abrir nuestro parque.

En mayo de 2005, el Ayuntamiento de las Palmas de Gran Canaria y su alcaldesa, Pepa Luzardo, incluyeron en el plan de ordenación de la ciudad un parque donde estaba el cerrado y abandonado Estadio Insular, propiedad del Cabildo de Gran Canaria, que lo cedía a la ciudad. En la reunión de vecinos convocada por la alcaldesa, quedó patente el deseo unánime de los asistentes de ambos barrios, Alcaravaneras y Ciudad Jardín, de qué es lo que querían: un parque abierto, sin muros ni paredes como premisa fundamental, sin parquin subterráneo, que estaría siempre húmedo e impediría plantar árboles de alto porte (el parquin se puede hacer y creo que así esta pensado, bajo la calle Manuel González y Concepción Arenal); sin espacios para espectáculos o carnaval. Un parque con calles de tierra, árboles, arbustos y flores; sin pistas deportivas, con un paseo circular, como el que se ha hecho, para correr o caminar. Se proponía la construcción de un monumento o monolito o lo que se estimase, que recordara a nuestra Unión Deportiva Las Palmas que allí jugo todos sus partidos hasta su traslado a Siete Palmas.

Pero la construcción no se pudo empezar; un conocido político y el Colegio de Arquitectos presentaron un recurso, que prospero, alegando motivos históricos y conservacionistas. El dictamen del juez permitía construir el Parque, pero conservando las fachadas del Estadio (en qué país vivía este señor). Se paró el proyecto.

Hace unos cuatro o cinco años el Cabildo de Gran Canaria, presidido por José Miguel Pérez, promovió un concurso de proyectos para el parque, que ganaron los arquitectos Casariego y Guerra. Este proyecto, según información algo confusa de la prensa, conservaba las fachadas de Pío XII y Manuel González, el parquin bajo el parque, pistas para pádel, zona de espectáculos y algo más, propuestas que no concordaban con la idea original, deseada por los vecinos, como se ha dicho anteriormente. Pero proponía dos buenas ideas. Suprimir la fachada Sur que da a la plazoleta sobre el túnel Luengo y abría el parque al paseo de Chil, con lo que comunicaba este con Pío XII a través del parque. Pero todo esto se quedó en proyecto no sé por qué causa. Posteriormente, hará uno o dos años, ha habido un intento empresarial, creo que no legal y desde luego mezquino y manipulador, para hacer un negocio en un bien público, pero afortunadamente fue rechazado.

Y ¡por fin! En el pasado 2014, el Cabildo de Gran Canaria, presidido por José Miguel Bravo, y el Ayuntamiento, gobernado por Juan José Cardona, aprueban y comienzan las obras de nuestro parque, siguiendo más o menos el proyecto antes citado, pero suprimiendo el parquin subterráneo (aunque esto no está del todo claro), lo que es prioritario y fundamental, con lo que se podrán plantar árboles grandes y pequeños. También parece haber suprimido la zona para espectáculos.

No es lo que queremos, pues, se conservan las dos fachadas más grandes y feas; pero se ha conseguido lo principal, hacer nuestro parque y con el tiempo desaparecerán los muros y fachadas (cayó el de Berlín, que era más difícil, ¿no va a caer éste?).

Queda ahora lo principal: la desaparición de las dos fachadas del Estadio y sus gradas. Necesitamos saber la situación administrativa y grado de protección de las mismas; así podríamos promover una acción ciudadana que provocara su demolición y para ello creo decisiva la intervención de los vecinos de Alcaravaneras y Ciudad Jardín, guiados por las dos asociaciones de vecinos, presidida la primera por Antonio Robles y Antonio del Pino y la segunda por Mario Hernández San Gines y María Isabel Torón Macario. Esperamos también que nuestros Cabildo y Ayuntamiento se sumen a este anhelo de todos los vecinos: un Parque como todos, abierto amplio y accesible.

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