La Provincia - Diario de Las Palmas

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Sol y sombra

Sobrellevar Cataluña

Las encuestas revelan que el impulso creciente del soberanismo catalán sobrepasa los deseos independentistas. No todos los soberanistas tienen como fin exclusivo romper los vínculos con España. Hay que entender, por tanto, que el propósito una vez más es darle a la manivela para forzar al Gobierno de Madrid a seguir haciendo concesiones a la Generalitat. Y así ¿hasta cuándo?

Como es natural no resulta fácil desenchufarse de España. El falaz romanticismo puesto al servicio del pueblo que supuestamente pretende emanciparse está recibiendo los últimos avisos para evitar el descarrilamiento y sus consecuencias. Obama, Cameron, Merkel, la totalidad de los líderes del mundo libre, la UE, la banca, la empresa, la Liga de Fútbol Profesional, el sursuncorda, se han puesto de repente manos a la obra para atenuar el golpe de una posible victoria soberanista en las urnas.

A la vez, los defensores de la "singularidad catalana", un concepto que por sí mismo resulta inenarrable por su vacuidad, piden negociación con los soberanistas para convencerles de que es mucho mejor permanecer juntos. Pero ¿negociar qué? Ofrecer federalismo y un senado en Barcelona, como pretende el socialista Pedro Sánchez, o presentarse igual que Pablo Iglesias como el único capaz de atender el pálpito de Cataluña desde Madrid, no parecen argumentos convincentes para un pueblo que aspira a la secesión. Entonces ¿habría que hablar de la pela?

Pongámosle un parche y mañana tendremos nuevamente un roto para el problema insoluble que España, según Ortega, tendría que sobrellevar. Pero como la carga no siempre es llevadera, a Cataluña hay que permitirle decidir su futuro con todas las consecuencias, regulando la consulta legislativa y judicialmente, como ha sucedido dos veces en Quebec, sabiendo que la derrota independentista o una victoria insuficiente, en el caso de suceder, podría arrastrar cambios sobre el control de su territorio. Y dejarse ya de rodeos.

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