Rajoy ha cumplido al pie de la letra la infame hoja de ruta firmada a cambio de un plato de lentejas:
1) Cargó la crisis sobre los más débiles y no tocó los monopolios de manera que después de cuatro años de apreturas terribles el panorama empieza a remontar pero todo sigue exactamente igual. El letal oligopolio incluso se ha reforzado.
2) Soltó en manada a los asesinos de la ETA y permitió que seis diputados de esas coordenadas siguiesen en sus escaños.
3) A pesar de la amplia mayoría absoluta administrada dejó intactas o casi todas las leyes sectarias de ZP.
4) En dos días, Cataluña tendrá la tarjeta de la independencia sellada y a ver.
5) En tres meses el PSOE llegará a la Moncloa de la mano de quienes aplauden a un dictador como Maduro.
No sigo.
Menuda multifaena la del registrador. Como los malos estudiantes, los del PP intentan apurar los últimos días antes del examen. Pero es inútil y además se trata de otro acto de la comedia que se remonta a décadas atrás. Las encuestas dan una amplia mayoría absoluta a los separatas y el triunfo de Pedro Sánchez y sus legiones auxiliares en las generales al caer. No hay otra. Bien se ve en Grecia una vez más. Los países pobres votan izquierda siempre. Los ricos, como EE UU, jamás han tenido un Gobierno de izquierdas. Causa y efecto se cruzan. Son pobres porque tienen gobiernos de izquierda y tienen gobiernos de izquierda porque son pobres. Pura dialéctica. Y en el caso de España, como los progresistas no acaban de rematarnos los separatistas se lanzan a trocearnos para facilitar la labor. Rajoy es peor que aquellos afrancesados.
