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Sociedad y justicia

Pero Grullo y el secesionismo

El ministro de Justicia actual, Rafael Catalá, con su afán de hablar, hablar y seguir hablando, candidato a un protagonismo patológico, además, siempre que puede trata de enmendar la plana a su antecesor, aunque lo haga con cierto disimulo, lo que hace que, por tan desmedido afán, sea el más asequible de todo el Gobierno para los medios de comunicación, que le conocen bien, en su obligada búsqueda de titulares por parte de estos, cualquiera que sea la ocasión en que se le interpele por cualquier periodista. Por esa razón el alto cargo citado, al carecer del temor a la canallesca que tanto caracteriza a la práctica totalidad de sus compañeros del Ejecutivo, siempre encuentra la ocasión propicia para decir algo que pueda convertirle en protagonista de la noticia por irrelevante que sea.

Ahora, hace unos días, según Europa Press, tras una conferencia celebrada precisamente en Barcelona sobre diversos temas atinentes a la Justicia, acaba de pedir que "nadie vea sombras y amenazas" en la reforma del Tribunal Constitucional (TC) impulsada por el PP, ya que la considera "muy conveniente y adecuada". Por mero respeto a un hombre inteligente y preparado, como él, que además es ministro del Gobierno español, prefiero no utilizar expresiones que pudieran reputarse como ofensivas, no por temor a la inconstitucional y franquista ley mordaza, del que absolutamente carezco salga el sol por donde salga. Me limito simplemente, a no calificar su frase disparatada, con lo que demuestra, como tantos de su mismo equipo y partido que es un verdadero disparate y que solo acierta cuando se equivoca.

De igual forma que estoy en condiciones de poder calificar como una chorrada, por haberse repetido hasta la saciedad por parte de quienes en vez de actuar suelen hablar, a definirla como una perla más de tantas imputables a su gente, habida cuenta de que entre sus alusiones referentes a la secesión torpemente preconizada e iniciada con la derrota cantada de Artur Mas, el ministro señor Catalá ha dicho solemnemente que "los conflictos, debates y discrepancias legítimas siempre han de resolverse en el marco de la ley, el diálogo y el respeto a las reglas del juego y no mediante procesos de ruptura", lo que tanto por ser de cajón como por haberse repetido ya tantas veces por tantos, se ha convertido en una verdadera perogrullada.

A estas alturas de la película catalana, hasta Pepe Caña Dulce, a quien en un artículo nombraba hace días, de vivir y corretear con su fonil-altavoz, en vez de hacer propaganda al Circo Toti, pagado por Rajoy diría que "la independencia es la formación o la restauración de un país inmediatamente después de la separación de otro del que formaba una parte distinguiéndose de la misma la autonomía, en tanto en cuanto es un régimen de descentralización del poder, en el cual, ciertos territorios o comunidades integrantes de un país gozan de algunas facultades ejecutivas, legislativas y judiciales, en ciertas materias o competencias, que quedan así fuera del alcance del gobierno central".

Sería, pues, en relación política con quienes el lector sabe, un sabio autodidacta, formado en la universidad de la calle, quien diría a nuestros temerosos gobernantes: "Lo que tanto reiteran VE y los suyos, sin coger jamás el toro por los cuernos, no es otra cosa que verdades de Pero Grullo, que a la mano cerrada le llaman puño".

(*) Presidente nacional de Ciudadanos de Centro Democrático. locullen@yahoo.es

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