Resultado del éxito de una serie realizada para internet y financiada en gran medida por los aportes de una suscripción popular, De chica en chica pretende ayudar a normalizar la homosexualidad como material cinematográfico incorporándola con naturalidad y sin aspavientos en un género tan confortable como suele ser la comedia. No es un propósito que pueda presumir de originalidad (Almodóvar se adelantó muchos años con humor y también con dolor) pero el entusiasmo con el que De chica en chica lo aborda hace que una película más bien insignificante llame un poco la atención. Lo malo es que lo bueno se limita a las intenciones, no a los resultados. La idea es atractiva, las actrices ponen toda la ilusión del mundo y la directora se esfuerza por intentar darle vidilla al asunto. Y a veces lo consigue. Pero cuesta sonreír, porque sus gags nos los sabemos de memoria y porque repite los esquemas de las comedias de siempre con un ligero olor a naftalina.
