La Provincia - Diario de Las Palmas

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A la intemperie

Mal asunto

En España, ahora mismo, trabajamos a ratos. O por horas, que viene a ser lo mismo. Es lo que dicen los informes que nos comparan con el resto de los países europeos y de los que salimos muy mal parados. Nos estamos convirtiendo en una especie de domingueros del trabajo como ya hay domingueros de la literatura, de la cocina o del bricolaje. El otro día, en El Intermedio de La Sexta, entrevistaron a un joven que en una vida laboral cortísima había firmado 130 contratos diferentes, el último de cuatro horas. Significa que vamos a transformar todos los días de la semana en domingo, para hacer chapuzas por las que cobraremos poco o nada. Un país sin lunes, martes, miércoles, etc, puede resultar divertido para un cuento, sobre todo para un cuento infantil. Pero llevado a la realidad es un desastre. Ya dijo el poeta que "quizá, quizá, tienen razón los días laborables" (Gil de Biedma).

No lo duden. Darle la razón al domingo y a sus chapuzas domésticas del modo en que se la estamos dando solo puede acarrear desgracias. De hecho, tenemos la tasa de paro juvenil más alta de la Unión. En cuanto a los afortunados que trabajan, la mayoría son domingueros, aunque los contraten un miércoles. Hay hogares en los que la familia se levanta de la cama a las ocho, y se miran unos a otros con la tristeza de los festivos. Eso quiere decir que ninguno tiene adónde ir porque ya han recorrido todas las colas de las oficinas de empleo y han echado todos los currículos del mundo. A lo mejor, en ese instante del café con leche suena el teléfono y es una empresa de trabajo temporal que propone al más joven un empleo de cuatro horas para arreglar un par de cisternas que gotean. Una actividad de domingo, vaya.

Claro que, cuando hayamos convertido los laborables en festivos tristes, valga la contradicción, los domingos devendrán en dobles festivos. Si el domingo por la tarde es de por sí un poco siniestro, imagíneselo, querido lector, funcionando al doble de su potencia. Piense en un domingo por la tarde con turbo y se hará cargo de lo que intentamos llevar a su ánimo. Pues bien, hacia ese horizonte nos dirigimos trabajando a ratos, que es en lo que estamos. Mal asunto.

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